El Rockero Marzo Paraguayo (2)
Por: Sergio Ferreira1
En esta semana se han cumplido veinte años del Quilmes Rock, el festival que fue la apertura de los encuentros multitudinarios, que reúnen a bandas internacionales y paraguayas en un solo evento. Más de veinte mil personas asistieron al Paraguay Beach Park para rockear con artistas como Fito Páez, Los Tetas, Memphis, Paiko, entre otros más.
Actualmente la gente ya se prepara para festivales como Asuncionico, Cosquín Rock o Primavera Sound con meses de antelación. Pero realmente el siglo comenzó flojo con los conciertos multitudinarios. El principal escenario era el Rowing Club que entre 2002 y 2003 fue sede de las primeras actuaciones de Bersuit Vergarabat y Catupecu Machu. Pero sí el rock paraguayo había tenido un buen respaldo con las giras Palermo que recorrieron varias ciudades del país. Aun así, en la capital no estaba bien la cosa ya que reinaba en esos años el «Edicto Riera», medida municipal que volvía a acortar los horarios de los locales nocturnos, lo que obligó a discotecas y pubs a mudarse a las ciudades vecinas y a los grupos a cambiar sus horarios de actuaciones.
Willy Suchar, director del sello Kamikaze Records, y organizador de las giras, propuso a Cervepar un festival multitudinario, teniendo en cuenta los Quilmes Rock que se realizaban en Argentina y que la empresa representaba a dicha marca en nuestro país. Es así que para el sábado 20 de marzo de 2004, se convoca a un gran festival en el Paraguay Beach Park, en las cercanías del aeropuerto, club que hoy tiene el nombre de Rakiura.
El objetivo era armar una suerte de Mercosur rockero con la participación de grupos representantes de los países de la región. Así el cartel reunía a Memphis La Blusera y Fito Páez, de Argentina; Velhas Virgens, de Brasil; Los Tetas, de Chile; Cecilia Henríquez, Paiko y Ripe Banana Skins, de Paraguay, y Hereford y Los Buitres, de Uruguay.
Las entradas para el festival no se vendían. La gente debía canjearlas por cinco tapitas de la marca auspiciante en los Esso Shops, lo que impulsó una asistencia masiva.
El festival se armó en un escampado rodeado de árboles, con dos escenarios paralelos, de manera a evitar pausas muy prolongadas entre una actuación y otra. Comenzó a las 18:00 con los grupos uruguayos Hereford y Los Buitres. Este último fue más interesante, una agrupación que surgió de la disolución de la banda ochentera Los Estómagos, y que tenía una base muy arraigada en el rockabilly. Luego se presentó Ripe Banana que estaba dando sus primeros pasos, ni siquiera había lanzado su primer álbum, pero que causó muy buena impresión en la multitud que ya estaba reunida. Desde muy temprano el público llegó al recinto, sediento de buen rock.
El skapunk de Ripe preparó el terreno para el funk hiphopero de Los Tetas, que fue la revelación del festival. El cuarteto chileno ya venía batallando desde los noventa y el público los conocía porque tenían una buena rotación en la MTV latina (ni imaginábamos lo que serían después las plataformas y las redes de internet). Presentaron un show bien potente y rítmico, pero fue una de las últimas actuaciones del grupo. Al mes siguiente, la banda realizaría su última presentación. Recién en la década siguiente volverían a reunirse para iniciar una nueva etapa.
Sin embargo el guitarrista y cantante C Funk recuerda que fue un gran concierto para el grupo esa única actuación en Paraguay. «Fue genial y la recepción del público fue increíble para nosotros», recuerda C Funk, veinte años después.
Luego llegaba el turno de Cecilia Henríquez que se presentaba con un grupo integrado por Oscar Vera (teclados), el gran Cachito Verdeccia (guitarra), Guillermo Gayo (batería), años antes de unirse a Flou, y Miguel Díaz (bajo), antes de afincarse en Sao Paulo. Cecilia tenía un estilo entre jazzy y poprockero, amparada en los arreglos de Suchar.
El siguiente fue el turno del show más flojo de la noche, los brasileños de Velhas Virgens, con una propuesta irreverente y desafiante, pero muy poco exigente en lo musical.
Paiko estaba presentando su segundo álbum, «Azules y desiertos», del que se destacaron «Noel» y «Al todo o nada», pero la gente vibró también con las canciones del album anterior: «Pirareta» y «Curuzu Vera».
La mecha que encendió una seguidilla de festivales
Memphis La Blusera celebraba sus veinticinco años de carrera y volvía al país luego de tres años. Ni nos imaginábamos que iba a ser una de las actuaciones del cantante Adrián Otero en Paraguay, quien fallecería en 2012.
Fito Páez también volvía después de tres años, luego de un impactante concierto en el León Condou, en 2001. Presentaba su álbum «Naturaleza sangre», el primero luego de dejar el sello Warner. Era un Páez que retornaba a un sonido crudo, con mucho rock and roll y sus éxitos de siempre.
Pero el Quilmes Rock fue la mecha que encendió una seguidilla de festivales que se realizaron desde entonces. En ese mismo año, Cervepar dejó de distribuir Quilmes en nuestro país pero le agarraron el gusto a los festivales. En setiembre se realizó en el mismo lugar el Pilsen Rock I, con Bersuit Vergarabat y La Mosca (Argentina), Molotov (México), Revolber, Cecilia Henríquez, Paiko y Deliverans (Paraguay) y Hereford y La Vela Puerca (Uruguay). La cantidad de público se duplicó y los grupos paraguayos tuvieron mayor protagonismo, principalmente Revolber que provocó un pogo enorme en el público.
Fue el inicio de la época de mayor difusión del rock paraguayo con el lanzamiento de varios discos, con temas que se convirtieron en hits como «A tu lado», de Flou; «El solo», de Revolber; «Mariposa», de Gaia o «Qué divague», de Ese Ka’a. Cuatro ediciones del Pilsen Rock se realizaron, siendo las tres últimas en el Jockey Club, lugar que reventaría luego con los conciertos rockeros masivos en la siguiente década. Pero esa ya es otra historia.
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- Sergio Ferreira: Periodista. Autor del libro «Tengo un tema – Una historia sobre el rock en Paraguay». ↩︎