En una declaración que lo puso en la mira internacional, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, propuso que su país asuma el control de la Franja de Gaza y traslade a su población palestina a otras naciones. La iniciativa, anunciada en una conferencia de prensa junto al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, fue rechazada de inmediato por la comunidad internacional.
Una «Riviera» para empleo y turismo
Trump presentó su plan como una oportunidad de desarrollo, prometiendo transformar Gaza en la «Riviera de Medio Oriente» y reconstruirla como un polo de empleo y turismo. «Estados Unidos la poseerá y seremos responsables», aseguró, comparando el reasentamiento palestino con proyectos inmobiliarios de Nueva York.
La propuesta omite los principios del derecho internacional, que prohíben el desplazamiento forzado de poblaciones. Tampoco ofrece una base legal para que EE. UU. se apropie del territorio.
Rechazo internacional y violación de derechos
El rechazo fue inmediato. Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), denunció el plan como una violación de los derechos palestinos y exigió una respuesta de la ONU. Jordania, Egipto, Arabia Saudita y otros actores clave también condenaron la idea, reafirmando su oposición a cualquier desplazamiento forzado de los habitantes de Gaza.
Incluso aliados estratégicos de EE. UU. como Australia y Brasil criticaron la propuesta, reafirmando su respaldo a la solución de dos Estados. China, por su parte, se opuso abiertamente al desplazamiento forzado, llamando a un alto el fuego y a una resolución política.
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Netanyahu y la ultraderecha israelí aplauden
Netanyahu celebró la propuesta de Trump, calificándola como «un nuevo enfoque audaz». Sostuvo que para asegurar su futuro y lograr la paz en la región «hay que terminar el trabajo en Gaza».
«Israel tiene tres objetivos: destruir las capacidades militares y de gobierno de Hamás, asegurar la liberación de todos nuestros rehenes y garantizar que Gaza nunca más represente una amenaza para Israel».
Sobre Trump explicó que «ve un futuro diferente» para ese «trozo de tierra que ha sido el foco de tanto terrorismo».
Consecuencias impredecibles
La iniciativa de Trump amenaza con abrir una nueva crisis en Medio Oriente, poniendo en peligro el frágil proceso de negociación para un alto al fuego en Gaza. La falta de detalles sobre cómo se ejecutaría el plan y el desprecio por el consenso internacional podrían generar un nuevo punto de inflexión en la diplomacia global.
A pesar de la polémica, Trump insistió en que su idea era «lo mejor para todos» y aseguró que los palestinos «estarían encantados» con su reubicación.
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