La Navidad en Paraguay tiene una significación muy especial. Este tiempo, más que una simple festividad, representa el reencuentro con lo esencial: la familia y la querida tierra paraguaya. Desde los días previos, miles de compatriotas retornan al país, trayendo consigo maletas cargadas de regalos, pero sobre todo, de abrazos esperados y sonrisas anheladas. Es un retorno cargado de emoción, donde las fronteras parecen desdibujarse ante el llamado del hogar.
En una nación profundamente creyente y mayoritariamente cristiana, la Navidad trasciende lo material. Su significado religioso nos invita a reflexionar sobre el nacimiento de Jesús y el mensaje de amor, paz y esperanza que él trajo al mundo. Las celebraciones suelen ser un regreso a las tradiciones más arraigadas, al disfrute de los sabores típicos de nuestra gastronomía, como la chipa guasu, la sopa paraguaya y el clericó, que unen a las familias alrededor de la mesa. Este es un tiempo para compartir, para reforzar los lazos y para agradecer por las bendiciones recibidas.
Sin embargo, la Navidad también trae consigo un aire de nostalgia. Es inevitable recordar a aquellos que ya no están, cuyas risas y voces solían llenar los hogares. Este sentimiento, lejos de entristecernos, debe inspirarnos a honrar sus memorias con celebraciones dignas, cargadas de significado y respeto.
No obstante, también es necesario reconocer una realidad que no podemos ignorar: estas fechas suelen estar marcadas por episodios de descontrol, especialmente por el consumo excesivo de alcohol. Los festejos, que deberían ser momentos de alegría y unidad, a veces se transforman en tragedias evitables que afectan no solo a quienes participan, sino también a terceros inocentes. Como sociedad, debemos asumir la responsabilidad de celebrar con prudencia, recordando que la verdadera esencia de la Navidad no está en los excesos, sino en el amor y la solidaridad.
Desde La Tribuna, queremos enviar un mensaje claro a nuestros lectores: hagamos de esta Navidad un tiempo de reflexión y esperanza. Que las reuniones familiares sean el espacio para el diálogo y la reconciliación, que las risas sean el sonido predominante y que las tradiciones continúen siendo el corazón de nuestras celebraciones. Celebremos de manera responsable, pensando siempre en el bienestar colectivo.
En esta Noche Buena, extendemos nuestros más sinceros deseos de paz y felicidad. Que cada hogar paraguayo se llene de luz, amor y armonía. Feliz Navidad!!!
