El presidente electo, Santiago Peña, se enfrentará a varios desafíos económicos cuando asuma el poder en agosto próximo. Entre ellos se destacan el déficit fiscal y el nivel elevado de endeudamiento.
La administración de Mario Abdo Benítez había decidido postergar para el segundo semestre de 2023 los aumentos previstos en el inflado presupuesto aprobado en el Congreso. Peña se encontrará con un estado al borde de la cesación de pagos debido a que el país arrastra desde hace varios años un déficit fiscal, lo que significa que el Estado recauda menos de lo que gasta. Esto es preocupante porque el nivel de endeudamiento también se encuentra en el límite, por lo que ya no podrá acceder a nuevos créditos para seguir cumpliendo con sus compromisos, y no existe margen para un aumento de impuestos para mejorar la recaudación.
El otro escenario que encontrará Peña es la escalada de precios de los productos de la canasta básica. En ese sentido, una de sus propuestas electorales hablaba de “Que tengas plata en tu bolsillo”, un programa que apunta a la reducción del precio del combustible y que provoque una reacción en cadena reduciendo los productos de la canasta familiar.
No obstante, Peña se encontrará con un mejor escenario político dado que tendrá mayoría propia en la Cámara de Senadores y en la Cámara de Diputados, por lo que sus planes no tendrán obstáculos para su aprobación y no necesitará negociar con la oposición para la ejecución de sus planes de gobierno.
Otro aspecto positivo para el escenario que recibirá Peña son las buenas perspectivas de crecimiento económico según las estimaciones de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional, que prevén un crecimiento del Producto Interno Bruto del 4,5% para 2023 y del 5% para el 2024, con una aproximación al equilibrio fiscal. Aunque este aspecto es todavía muy volátil, dado que las estimaciones se realizaron en base a un buen desempeño del sector agropecuario, que como se sabe, tiene una gran dependencia de factores climáticos y del comportamiento del mercado internacional.
En cuanto al contexto internacional, el gobierno de Peña deberá tratar de conseguir un compromiso mayor por su apuesta a seguir con las relaciones con la República de China de Taiwán. Paraguay tiene una importancia estratégica en estos momentos en el marco del juego geopolítico global, dado que se convierte en el único país de América del Sur que no tiene inversiones de la República Popular de China, que viene llevando adelante un proyecto expansionista de grandes proporciones con inversiones en infraestructura en casi todos los países de la región.
Argentina y Brasil están obteniendo importantes inversiones gracias a sus relaciones con China, lo que se ha convertido en un dolor de cabeza para Washington, que ha expresado en reiteradas ocasiones advertencias sobre el control chino sobre recursos estratégicos.
La posición estratégica de Paraguay también ha llamado la atención de Estados Unidos, que desde hace un buen tiempo viene demostrando su interés en el país influyendo incluso en cuestiones de políticas internas y apuntando también al control de la hidrovía.
En ese sentido, en marzo pasado, la administración de Abdo Benítez firmó un acuerdo con la representación diplomática de los Estados Unidos para el estudio de la navegabilidad de la hidrovía. Este acuerdo encargó al cuerpo de ingenieros de los Estados Unidos llevar a cabo tareas en el río Paraguay, en el tramo comprendido entre el río Apa y el río Pilcomayo durante 15 años.
Paraguay debería aprovechar este interés norteamericano, pero cabe mencionar que nuestro país fue excluido del programa “Asociación de las Américas para la Prosperidad Económica”. Esta iniciativa de la administración Biden tiene como objetivo promover la recuperación tras la pandemia mediante acuerdos comerciales existentes con los socios de América Latina.
Por otro lado, uno de los compromisos más trascendentales que tendrá la administración de Santiago Peña será la renegociación del Tratado de Itaipú con Brasil, para lo cual necesitará el concurso de los mejores expertos en la materia. El país está atento a la postura que adoptará frente a Brasil, y se espera que se eviten actitudes claudicantes como las que tuvo Abdo Benítez, las cuales casi le costaron un juicio político.