Brasil va a elecciones éste domingo 2 de octubre. El favorito de las encuestas es el izquierdista, Luis Ignacio «Lula» Da Silva. El derechista, Jair Bolsonaro busca su reelección. Ambos se cruzaron el jueves último, en el último debate televisivo, este encuentro estuvo más cargado de insultos entre los candidatos que en la discusión sobre los programas. No obstante, la línea política de ambos es clara: Lula se presenta con la idea de fortalecer el rol del Estado, mientras para Bolsonaro cuanto menos Estado, mejor.
Si bien ambas tendencias responden a un perfil ideológico: izquierda y derecha, la gente decidirá sobre cómo le fue en la economía. Amplios sectores de Brasil, especialmente la clase media para abajo, evaluaron -con la ayuda de Datafolha, una empresa de sondeos de opinión- que el gobierno de Lula les fue mejor, aún con todas las denuncias que hubo en su contra, sea el caso Lavajato y otros, mientras que durante el Gobierno de Bolsonaro hay mayor percepción de que ha aumentado la cantidad de pobres en el país.
Lula propone aumentar los impuestos a los ricos, mientras Bolsonaro está a favor de las privatizaciones. Esta es otra gran diferencia entre ambos candidatos presidenciales.
El último sondeo de Datafolha arrojó una diferencia de 14% a favor de Lula para la primera vuelta. En Brasil, el ganador de las elecciones presidenciales debe tener 51% de los votos, caso contrario, se debe votar en la segunda vuelta. El ballotage o la segunda vuelta está previsto en el calendario electoral para el 31 de octubre, para el caso de que sea necesario.
Uno de los fundamentos a favor de la candidatura de Lula, lo dio Michael López, de la firma Arko Adivise, una consultora política. López indicó que la gente no olvida la ayuda económica que hubo durante el Gobierno anterior de Lula, que se inició en el 2.003. Este hecho tuvo un impacto positivo, más aún en el norte del país y constituye hoy uno de los motivos de la alta aprobación para el regreso de Lula al poder, según López.
BOLSONARO. Las razones del rechazo a Bolsonaro. El presidente actual del Brasil gobernó comenzando con fuertes anuncios de recorte de gastos sociales. La medida fue aplaudida por los grandes centros financieros y empresariales, pero la mayoría de la clase baja y media no aprobó este gesto. Para peor, Bolsonaro soportó la pandemia que golpeó a millones de familias, especialmente a aquellos que trabajan en pequeñas y medianas empresas. Esto obligó a Bolsonaro y aplicar la ayuda social del Estado, llamado Auxilio Brasil, pero más fue por una emergencia dada por la pandemia que un plan de gobierno.
Bolsonaro sigue teniendo apoyo de muchos sectores empresariales y financieros. Sin embargo, informe reciente de la Red Brasileña de Investigación sobre Soberanía y Seguridad Alimentaria señala que en el 2022 más de 33 millones de brasileros pasan hambre. En definitiva, el gran desafío del futuro gobernante de Brasil será afrontar el problema del hambre.
Otra debilidad de Bolsonario, es que no reaccionó bien durante la pandemia, según comenta Michael López, de Arko Adivise, en una entrevista con el periódico digital, France 24. La reacción contra las vacunas contra el coronavirus no fue del agrado de la mayoría. Ese es otro punto negativo para Bolsonaro. Tal vez eso se está reflejando en las encuestas ahora, según el análisis.