Ayer fue un colega de prensa, amenazado por grupos de frontera, hoy nuevamente una mujer en Amambay perdió la vida en Capitán Bado en manos de personas que crecen con la mentalidad de hacer justicia por mano propia. Finalizó su vida frente a su domicilio a manos de una persona quien sin remordimientos efectuó varios disparos contra su humanidad. Fue la víctima del día de un Amambay violento que no sabe si mañana, otro tendrá la misma mala suerte.
La mujer en vida era conocida como Eulalia Amarilla de 35 años, se encontraba en su casa del barrio San Miguel de Capitán Bado departamento de Amambay. En un momento, una persona desconocida llega hasta allí, realiza una llamada para que la mujer salga a hablar de una deuda que tenía y comete el crimen cuando se encontraba a distancia para no fallar, Amarilla no resiste la gravedad de las heridas.
El forense encontró 3 disparos que atinaron su cuerpo y uno de ellos fue el más grave. Claro, el sicario al observar que su victima cayó, huyó del sitio raudamente con rumbo desconocido, posiblemente hacia el Brasil para escapar de la persecución de la Policía Nacional.
En comentarios a la prensa local, el fiscal que investiga el asesinato, Hernán Mendoza manifestó que constantemente Amarilla era presionada para la entrega de un dinero y entre los últimos mensajes ya solicitaban la ubicación de su casa para cobrarle una supuesta deuda. Las investigaciones iniciarán con los elementos recabados y el celular de la víctima que será sometido a pericia.
Lastimosamente, la justicia por mano propia es algo que hasta a los pequeños inculcan en esta parte del país. Nadie prácticamente da valor a la vida humana porque quien habla de esto abiertamente es marcado como potencial “soplón” de las autoridades y sentenciado en un juicio sin estrado a silenciarse para siempre.
Cualquier potencial testigo calla, pese a encontrarse a metros del hecho, muchos desconocen lo que ocurrió y se amparan en su derecho a no declarar al ser citados por la Fiscalía, en la jerga popular íntima de quienes viven en esta parte del país es común oír la frase: “seguro que no se portó bien”, un dicho corto que explica todo y puede englobar que aquella víctima, alertó, habló de más, no cumplió, insinuó o simplemente su actitud no fue del gusto de alguna persona o algún grupo criminal.
Estos códigos manejan a la perfección, la policía, los fiscales, los abogados, el guardia de seguridad, el militar de frontera. Es prácticamente una cultura de dominio invisible con que ya crecen y es a esas mismas creencias, las que se debe combatir firmemente con políticas que reviertan estas situaciones. De lo contrario seguirán habiendo crímenes como el de ayer contra el colega Humberto Coronel en Pedro Juan Caballero, hoy que apagaron el nombre de Eulalia Amarilla en Bado y mañana quien sabe, cualquiera puede ser en el Amambay.