En el panorama actual, potencias como Estados Unidos exploran la posibilidad de establecer reservas federales en criptomonedas, mientras que países como El Salvador, Polonia, Rusia y Brasil incorporan Bitcoin o diseñan estrategias para su adopción en sus políticas económicas nacionales.
Paraguay, por su parte, mantiene una posición conservadora. El reciente comunicado del Banco Central, que reitera la ausencia de curso legal de las criptomonedas en el país, evidencia una resistencia institucional que merece ser revisada.
Paraguay cuenta con ventajas competitivas únicas que lo colocan en una posición estratégica para beneficiarse de la adopción de criptomonedas.
Su amplio superávit de energía hidroeléctrica renovable; un activo decisivo en un sector con alto consumo energético; podría transformarse en valor económico tangible a través de la minería de criptomonedas, generando ingresos adicionales para el país en lugar de vender este excedente a precios preferenciales a países vecinos.
No obstante, resulta clave diseñar una estrategia que promueva la creación de clústeres tecnológicos y corredores de valor, en vez de limitarse a modelos centrados en tarifas energéticas subsidiadas, como ocurre con algunas empresas mineras en Villarrica.
Las remesas internacionales, que constituyen una fuente vital de ingresos para muchas familias paraguayas, se beneficiarían significativamente.
Los trabajadores paraguayos en el exterior podrían reducir las comisiones de envío de dinero a menos del 1%, con transferencias casi instantáneas. Para una familia que recibe remesas regulares, esto representaría ahorros anuales sustanciales que mejorarían directamente su calidad de vida.
A pesar de la relativa estabilidad económica de Paraguay, sus ciudadanos no están exentos de los efectos de la inflación ni de la paulatina devaluación del guaraní.
En este contexto, las criptomonedas; particularmente aquellas con oferta limitada, como Bitcoin; surgen como una alternativa de resguardo y democratización del acceso a instrumentos financieros globales, históricamente reservados a sectores privilegiados.
El sistema de pagos paraguayo enfrenta ineficiencias que se traducen en costos elevados para comercios y consumidores.
La tecnología blockchain posibilita transacciones directas sin intermediarios, lo que reduce las comisiones y abre paso a nuevas formas de comercio electrónico que hoy resultan inviables debido a las altas tarifas. Así, pequeños productores y emprendedores, como el chipero o el panchero, podrían evitar márgenes de ganancia irrisorios y mejorar la competitividad de sus productos.
Un ecosistema regulado de criptomonedas generaría nuevas oportunidades laborales en sectores de alto valor agregado como desarrollo de software, ciberseguridad y servicios financieros digitales.
La experiencia de El Salvador demuestra que este sector puede crear rápidamente miles de empleos calificados y bien remunerados, especialmente atractivos para jóvenes profesionales que hoy emigran buscando mejores oportunidades.
Un enfoque regulatorio progresivo sería más efectivo que la actual postura restrictiva. Esto incluiría reconocer las criptomonedas como activos digitales sin necesariamente otorgarles curso legal obligatorio, establecer un marco fiscal transparente que incentive la formalización del sector, y crear mecanismos efectivos de protección al consumidor.
La actual postura del Banco Central, lejos de proteger a la ciudadanía, posterga un debate necesario sobre cómo Paraguay puede adaptarse a una transformación económica global.
El verdadero riesgo para el ciudadano común paraguayo no es la adopción de criptomonedas, sino quedar excluido de una revolución tecnológica que está redefiniendo la economía del siglo XXI, ampliando la brecha digital y económica con naciones que han optado por políticas más visionarias.
Ha llegado la hora de retomar la propuesta de constituir una reserva paraguaya de Bitcoin; planteado tiempo atrás; y de enfrentar los desafíos de la disrupción tecnológica estableciendo las bases para su adopción inmediata.
La toma de acciones concretas y la visión a largo plazo se vuelven esenciales para asegurar la competitividad del país e impulsar su inclusión en el panorama financiero global.
Dr. Luis C. Benítez A. Coordinador – Grupo de Investigación GIG1: Innovación Gubernamental y Transformación Digital (IGTD) – Universidad Columbia del Paraguay Secretario – Sociedad Paraguaya de Inteligencia Artificial (SoPaIA)
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