Luego de más de cien años, la batalla entre los candidatos presidenciales en los Estados Unidos de Norteamérica, se ha vuelto un verdadero enigma. Los candidatos Trump y Harris, han reconocido que esta elección marcará un nuevo camino para los americanos, fundamentados en sus propias ideas y perspectivas. Trump, un acérrimo defensor del modelo proteccionista y de la supremacía etnográfica. Harris, liberal e integracionista, defensora de las libertades y por sobretodo de las instituciones democráticas.
La substancial diferencia entre las propuestas de las candidaturas ha dividido profundamente a la sociedad, polarizando y dejando una huella amarga en el proceso electoral. Está marcada desavenencia, ha sido el hilo conductor de los ataques, cargados de contradicciones e incluso de histeria.
La prensa dividida, ha contribuido enormemente para el aumento de las tensiones y entregando más de una vez información sesgada. Las encuestas se han multiplicado exponencialmente, un número nunca alcanzado en la historia. En el último mes, más de 4.000 sondeos cifrados certificaron ser más de lo mismo.
La mentira y verdad han colaborado en todos los casos. El disfraz y las especulaciones, la variable más utilizadas. Nada es seguro, pero a mi criterio, lo único cierto, es que Trump y Harris, no duermen tranquilos.
El acertijo es una realidad. Los votantes están totalmente divididos y determinados a sostener la que la ley, está por encima de las palabras y las propuestas electorales, donde se ha mentido más que nunca.
Los americanos saben perfectamente que ambos candidatos no podrán gobernar con tranquilidad, pues las promesas electorales han sido totalmente desproporcionadas y cargadas de contradicciones. Gane quien gane, el suspenso en las decisiones importantes será el epicentro de nuevas batallas en el Congreso. La economía sufrirá. El crecimiento se frenará. La inflación aumentará nuevamente y la insatisfacción social aumentará.
La grieta es una verdad y el aumento de los problemas internos, le impedirá al gobernante electo el mantener el vigor en el liderazgo mundial. Es un panorama complejo y que trasciende el propio acto del 5 de noviembre. Trump y Harris se olvidaron de que gobernar es lo mas importante y que de estos días, minutos y segundos finales todos se olvidan.
Trump y Harris deberán estar listos para enfrentar los retos del futuro y dejar atrás el vicio populista. En América Latina lo sufrimos desde hace mucho tiempo. Y… obviamente, nos han copiado estúpidamente.