El avance del crimen organizado en nuestro país y en la región no es un fenómeno nuevo. Y a pesar de ello, a la fecha no existe un plan nacional destinado a frenar este flagelo.
La ciudadanía en sus diferentes estamentos debería tomar conciencia y buscar alternativas al respecto, incluso aceptando que en muchos sectores persiste una cultura militarista estrechamente relacionada a la seguridad estatal.
Si bien la intervención de las FFAA en su combate al EPP no ha logrado el éxito esperado, es necesario reconocer qué él área de acción del grupo terrorista no se ha expandido.
Los argumentos constitucionales sobre el rol de las FFAA plasmados en nuestra Carta Magna de 1992, obedecían a las circunstancias vividas en las décadas anteriores.
En los últimos 30 años, la natural depuración sobre el pensamiento del poder militarista, nos plantea nuevos problemas. Por un lado, todos reconocemos que la Policía Nacional va perdiendo la batalla contra el crimen y las opiniones al respecto son variadas.
Muchos cuestionan el Código Penal, otros la inacción o corrupción sistémica. Lo difícil es estar de acuerdo sobre las causas reales, permitiendo el mantenimiento del status quo y el avance del delito.
Buscando nuevas ideas y posibilidades, no encuentro nada fascinante, sólo se qué debemos hacer algo urgente. La política de seguridad está limitada y los delincuentes aprovechan esta debilidad constitucional.
Respeto la tesis de quienes señalan qué el problema está en la misma justicia y sin rechazar esta opinión agrego que el problema es una consecuencia directa del deterioro social que vivimos.
Es más, si fiscales y jueces impartieran justicia, esta no alcanzará para frenar el auge del crimen. La clase política deberá reaccionar sobre este tema.
También los grupos civiles tienen la obligación de reflexionar y proponer nuevas alternativas. Y en esta alquimia de pensamientos, se podría encontrar el camino.
¿Modificar la Constitución? ¿Crear nuevas leyes sobre seguridad nacional? Y también es necesario conocer el pensamiento actual de las fuerzas armadas.
En fin, todo lo que se proponga traerá luz. La cuestión es no seguir viviendo con inseguridad y miedo.
Y lo peor, indiferentes a la realidad!