Promoviendo la Autonomía Infantil: Una Conversación sobre la Metodología Pikler.

Julia Michelagnoli, psicóloga educacional, formada en la Universidad Católica de Asunción, quien encontró su pasión en la metodología Pikler durante sus estudios en Buenos Aires. En esta entrevista, nos comparte los beneficios claves de esta pedagogía, que promueve un vínculo afectivo seguro y el desarrollo autónomo de los niños a través del respeto y la seguridad. Aprenderás cómo esta metodología se diferencia de otras y cómo los padres pueden aplicarla en casa para fomentar un crecimiento saludable y armonioso en sus hijos. ¡No te pierdas los valiosos consejos prácticos que ofrece para empezar a seguir esta metodología!

Julia Michelagnoli

¿Cuáles son los principales beneficios de la metodología Pikler para el desarrollo infantil?

Uno de los principales beneficios sería un desarrollo motor saludable que se viva con alegría y confianza, porque la pedagogía Pikler evidencia que los bebés son capaces de aprender los hitos del desarrollo motor por sí mismos, por su propia iniciativa, con mucha mejor calidad, por medio de tanteos colmados de alegría y de seguridad. 

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Además mediante esta manera de acercarnos a la infancia se puede establecer un vínculo afectivo seguro entre el bebé y su mamá o los otros adultos referentes. Basándonos en los principios educativos del respeto, la seguridad y la autonomía, durante los momentos de cuidados diarios se puede crecer una relación tranquila y armoniosa entre el bebé y su madre (o cuidadora), que le permita sentirse seguro y cómodo para moverse y jugar por su cuenta, sin que el adulto se vea exigido o presionado a enseñarle a jugar o a moverse. El adulto se puede enfocar principalmente en los cuidados y todas las otras responsabilidades que le competen y no es responsable directamente por el desarrollo motor ni del juego del bebé. 

La pedagogía Pikler plantea que las actividades espontáneas y autoiniciadas, que el bebé realiza libre y autónomamente, tienen un valor esencial para el desarrollo físico y mental. El placer en el proceso de exploración y dominio se refuerza a sí mismo. El niño se vuelve intrínsecamente motivado para aprender. 

Con estas ideas en mente, se podría organizar una rutina familiar que satisfaga las necesidades vitales del bebé de tener tiempo ininterrumpido para dormir, para moverse libremente, manipular objetos y jugar a su gusto en un entorno seguro.. Durante este tiempo, la persona adulta está cerca y disponible pero a la vez ocupada con otras necesidades propias y del hogar. 

Gracias a estas prácticas de cuidado en su conjunto podemos observar en el bebé el despliegue de un desarrollo físico, emocional y social de forma saludable y armoniosa.

¿En qué se diferencia la metodología Pikler de otras metodologías educativas tradicionales?

La pedagogía Pikler fue pionera en resaltar la unidad que representa el cuidado y la educación para el desarrollo humano, reconociendo que al cuidar se educa y al educar se cuida. 

Esta pedagogía se basa en tres pilares inseparables: los cuidados cotidianos de calidad, el desarrollo motor sin intervención directa (conocido coloquialmente como “el movimiento libre”) y la actividad autónoma (el juego espontáneo o el juego libre). 

A diferencia de las metodologías educativas tradicionales, la visión que tenía la Dra. Pikler hacia cada bebé; y desde esta mirada es que se imparte el cuidado y la educación- es que desde el nacimiento el bebé es una persona receptiva, activa, que siente, que se expresa y que tiene un potencial de competencia acorde al momento evolutivo que vive. 

Se basa en evidencia científica: realizaron una investigación científica durante 20 años observando a 722 bebés en su ambiente natural para identificar la progresión del desarrollo motor y postural sin intervención directa del adulto. Se registró y demostró cómo es el desarrollo motor fisiológico y autónomo del ser humano, dónde todos los bebés criados en ciertas condiciones de cuidado lograron realizar las posturas intermedias y alcanzar los hitos motores hasta lograr caminar de manera independiente, con la mejor calidad y economía de esfuerzo posible. También demostraron cómo el juego espontáneo presenta un desarrollo concomitante al movimiento autoiniciado que expresa el bebé. 

¿Cómo pueden los padres aplicar los principios de la metodología Pikler en casa?

Para aplicar los principios pedagógicos piklerianos en casa, es importante saber que el bebé necesita una relación íntima y estable con al menos una persona principal (figura materna o paterna) y que ésta relación se desarrolla mejor durante las actividades de cuidado cotidiano (alimentar, bañar, vestir, cambiar el pañal, ayudar a dormir). Estas actividades ofrecen excelentes oportunidades para el desarrollo de la cooperación, el lenguaje, la imagen corporal, el consentimiento y la reciprocidad en experiencias orientadas a tareas en conjunto. Se puede cultivar la calma, el diálogo y un trato cooperativo lo antes posible durante los momentos de cuidados cotidianos, porque entendemos que el bebé es un participante activo mientras es atendido.

Es importante aprender a observar, comprender y respetar la individualidad del bebé y para responder con sensibilidad y empatía a las señales que nos da. Hacer el ejercicio de pensar desde la perspectiva del bebé lo más posible para ofrecer un cuidado con paciencia, calma y atención. 

Otro idea importante es valorar lo que ya hace con su cuerpo cada día, sin pedirle que haga algo que aún no hace por sí mismo, ofreciendo suficiente tiempo y un espacio adecuado para moverse libremente y ropa adecuada.. Podemos apoyar su desarrollo preparando para el bebé un entorno seguro y cuidadosamente diseñado en el que pueda moverse, explorar y manipular objetos. De este modo, a su debido tiempo alcanza las etapas de desarrollo motor grueso y sensomotor.

¿Qué consejos prácticos podría dar a los padres que quieran empezar a seguir esta metodología?

Como consejos prácticos, sugiero hablar al bebé desde el primer día, especialmente en todo lo que le concierne a su cuerpo y los cuidados que recibe. No apurarse, ir despacio cuando le movemos e interactuamos con él/ella. Anticipar y esperar su respuesta; avisarle lo que vas a hacer antes de hacerlo y esperar un ratito su respuesta para luego hacer lo que hay que hacer, entonces progresivamente va creciendo este diálogo y nace la cooperación. Hacer un tacto delicado, paciente y amoroso ya “nuestras manos son el mundo para el bebé”; a través del contacto de nuestras manos el bebé percibe que es amado y respetado. A través de las formas del cuidado que recibe aprende la manera de relacionarse con otras personas más adelante. 

Cuando no esté en brazos o recibiendo cuidados, colocarlo boca arriba sobre una superficie horizontal y firme para que pueda descubrir sus manos, mover su cuerpo libremente e ir tomando control sobre su cuerpo. Recomiendo elegir ropas flexibles y que no obstruyan el rango de movimiento posible del bebe. 

Recomiendo evitar colocar al bebé en posturas donde él no pueda moverse o salirse de manera independiente, por ejemplo: no hacer el “tummy time”, no sentarle y no colocarle en aparatos (hamacas, asientos para bebés, andadores, etc.) “porque estos los vuelve dependientes, incapacitados e indefensos sin la ayuda de un adulto” citando a la Dra. Pikler. Recomiendo cultivar la observación y la confianza en el proceso de maduración y desarrollo de sus habilidades motoras. “Observar más, intervenir menos”, decía la Dra. Pikler, y Magda Gerber complementó la sugerencia con “y disfrutar mucho”. Podemos disfrutar maravillados al ser testigos del despliegue que viven los bebés y de la alegría que experimentan en su conquistas motoras y en sus juegos espontáneos.

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