El viceministro de Minas y Energía, Mauricio Bejarano, reafirmó la postura del Gobierno paraguayo en relación con el gasoducto bioceánico, un proyecto que busca conectar la oferta de gas natural de Vaca Muerta, en Argentina, con la creciente demanda del mercado brasileño, utilizando el territorio paraguayo como ruta de tránsito clave.
Según Bejarano, en conversación con la 970 AM, esta iniciativa no solo representa una oportunidad para fortalecer la integración energética regional, sino que además abre un nuevo horizonte de consumo interno para Paraguay, que en los próximos años requerirá una fuente estable de energía para su crecimiento industrial y económico.
Alternativa a otros trazados del gasoducto
El gasoducto, cuya ruta contempla 1.050 kilómetros a través de Paraguay, surge como una alternativa a otros trazados que excluyen al país y pasan por Uruguay o Bolivia.
El objetivo es transportar el gas argentino hacia Brasil, atendiendo la demanda de Mato Grosso do Sul, un estado en constante expansión económica y que ha mostrado un fuerte interés en el proyecto.
Bejarano destacó que esta iniciativa fue presentada ante autoridades argentinas y brasileñas, tanto en el sector público como en el privado, obteniendo un respaldo significativo que llevó a la firma de un memorando de entendimiento entre Paraguay y Mato Grosso do Sul, en el cual se dejó en claro la necesidad de garantizar el suministro energético para ambos territorios.
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Ventajas del trazado paraguayo del gasoducto
Desde el inicio del análisis técnico del proyecto, Paraguay ha defendido que su territorio ofrece una serie de ventajas logísticas, ambientales y económicas frente a las demás opciones en disputa.
Bejarano explicó que el país cuenta con una franja de dominio ya establecida, con un trayecto prácticamente rectilíneo y sin obstáculos topográficos que dificulten su construcción.
Además, resaltó que los impactos medioambientales serían mínimos, ya que el ducto atravesaría zonas sin conflictos con comunidades indígenas ni áreas de alto valor ecológico.
Otro factor que fortalece la propuesta paraguaya es la existencia de infraestructura clave en proceso de desarrollo, como los dos puentes internacionales en construcción dentro del eje de la ruta bioceánica, lo que facilitaría la instalación del gasoducto sin necesidad de intervenciones adicionales de gran magnitud.
«Esto nos permite ofrecer un proyecto con menos trabas, menor costo y una ejecución más rápida», enfatizó Bejarano.
Argumentos centrales
Uno de los argumentos centrales que refuerzan la postura paraguaya es que el país se proyecta como un consumidor relevante del gas natural en el corto y mediano plazo.
Actualmente, Paraguay depende en gran medida de la energía hidroeléctrica, pero el crecimiento de la demanda eléctrica, especialmente en horario nocturno, requiere una fuente de respaldo confiable.
Para ello, el Gobierno ha planteado la construcción de una termoeléctrica en el Chaco, que funcionaría con gas natural y permitiría compensar la variabilidad de fuentes renovables como la solar y la eólica.
Bejarano también mencionó que existe un interés concreto en instalar una planta de fertilizantes en el país, lo que incrementaría aún más el consumo de gas y haría viable la inversión en el ducto.
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Alternativas en disputa
Si bien el trazado paraguayo ha ganado apoyo en la región, existen otras propuestas en competencia, principalmente dos alternativas que excluyen a Paraguay.
Una de ellas plantea la conexión del gasoducto con el sur de Brasil a través de Uruguay, lo que beneficiaría a los estados del sur brasileño pero dejaría fuera a Mato Grosso do Sul, un actor clave en la ecuación de demanda.
La otra opción consiste en revertir el flujo del gasoducto boliviano existente, permitiendo que el gas argentino llegue a Brasil sin pasar por Paraguay.
Sin embargo, Bejarano advirtió que esta última opción enfrenta dificultades significativas. Por un lado, Bolivia tiene una demanda interna de gas muy alta y subsidiada, lo que podría dificultar la garantía de suministro a Brasil.
Además, la infraestructura existente en Bolivia no está diseñada para operar en sentido inverso, por lo que sería necesario realizar inversiones adicionales en adaptación y modernización.
«Respetamos mucho el ducto boliviano y la importancia del gas para Bolivia, pero creemos que nuestra opción es más viable y sostenible a largo plazo», aseguró.
En este contexto, Paraguay y Mato Grosso do Sul han trabajado en una estrategia conjunta para demostrar la viabilidad técnica y económica del gasoducto bioceánico.
La firma del memorando de entendimiento entre ambos gobiernos refleja la necesidad de contar con una fuente de gas estable y confiable, tanto para el crecimiento industrial brasileño como para el desarrollo de la matriz energética paraguaya.
Inversión y perspectivas
El proyecto del gasoducto bioceánico representa una inversión estimada de 2.000 millones de dólares, con un potencial de transporte de hasta 30 millones de metros cúbicos de gas por día una vez que alcance su capacidad plena.
En su fase inicial, la infraestructura operaría con volúmenes menores, pero el crecimiento de la demanda en Paraguay y Brasil permitiría alcanzar el nivel óptimo en pocos años, asegurando un retorno de inversión en un período relativamente corto.
Bejarano también destacó que Paraguay ofrece condiciones jurídicas y económicas atractivas para inversionistas privados, lo que facilita la concreción del proyecto sin depender exclusivamente de financiamiento estatal.
«Tenemos la credibilidad necesaria para atraer capital privado, con un marco legal estable y reglas claras para la concesión del gasoducto», subrayó.
Finalmente, el viceministro reafirmó el compromiso del Gobierno paraguayo con esta iniciativa y su determinación de consolidar a Paraguay como un actor clave en la integración energética regional.
Con el respaldo de Mato Grosso do Sul y la viabilidad técnica ya demostrada, el país se posiciona como el corredor más eficiente para el transporte de gas en el Cono Sur.
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