La Fiscalía y el Poder Judicial están en la expectativa de los datos que puedan surgir de la extracción de 11 celulares, 3 discos externos y 5 pendrives del jefe de Seguridad del Aeropuerto Internacional «Silvio Pettirossi», Ramón Arrúa. Los aparatos electrónicos fueron incautados por la Policía el pasado, 1° de diciembre del domicilio de Arrúa, dentro del marco de la investigación judicial sobre el envío de más de 10 kg de cocaína a España.
El Juez penal, Gustavo Amarilla, este lunes, dio la orden de extracción de datos, sean archivos que pueden ser textos, fotografías, audios, registros de llamadas o mensajes que guarden relación con el caso.
El mismo juez había ordenado el bloqueo de las cuentas y la inhibición de enajenar y gravar bienes de Ramón Arrúa, Basilio Rodríguez, Martha Coronel y Luis Servían, todos funcionarios de la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil @dinacpy, procesados por el intento de envío de cocaína a España.
La jueza de Crimen Organizado, Lici Teresita Sánchez, había ordenado la prisión preventiva para los funcionarios de la DINAC por facilitar a una mula el envío de cocaína a España, que fue frustrado mediante la intervención casuística de un agente de la SENAD.
La orden de prisión había sido ordenada contra Ramón Isacio Arrúa Fernández, Luis Alberto Servían Zárate, Basilio Darío Rodríguez Hetter, Marta Liliana Coronel y Angelina Bogarín Benítez. Todos trabajaban en el área de seguridad aeroportuaria y todos ellos fueron imputados por el fiscal, Osmar Segovia por tráfico de cocaína y asociación criminal.
Eliana Beatriz Cardozo Ramírez, de 28 años, fue la «mula» detenida con cocaína y su destino era Madrid, España. Llevaba 10,726 kg de cocaína en su maleta. El hecho había ocurrido el 11 de octubre.
La mujer que llevaba cocaína en el Aeropuerto «Silvio Petirossi» pasó por todos los controles. Los guardias de seguridad le prestaron la mayor atención y le permitieron pasar por todos los scanner. El jefe de seguridad del Aeropuerto, inclusive, le hizo pasar por donde pasan los diplomáticos y no los pasajeros comunes.
Cuando ya cumplió todo el protocolo, la «mula» salió como para subir al avión y no sabía cuál era la puerta correcta y se acercó a un funcionario para hacer la consulta para saber por dónde debía abordar. Cuando, la «mula» se dio cuenta de que la persona que lo estaba atendiendo era un agente de la SENAD, empezó a temblar. El agente sospechó algo raro y enseguida revisó su maleta. Encontró cocaína.
