Una mañana gris, bien diferente a aquella soleada del 11 de setiembre de 2001, se vivió hoy en «La ciudad que nunca duerme». Sin embargo, a 21 años de los atentados terroristas que dejó a esta urbe a los ojos del mundo, hoy recordaron esta fecha con respeto y dolor por aquellas 3.000 almas que fueron víctimas de los ataques. En el Pentágono, otro blanco de aquel día, también se realizaron actos conmemorativos.
Miles de habitantes de «La gran manzana», rindieron homenaje en la zona cero de los ataques. Al acto de recuerdo acudieron la vicepresidente Kamala Harris, su esposo Douglas Craig Emhoff, el alcalde Eric Adams, el exalcalde Michael Bloomberg, bajo cuya Administración se llevó a cabo la reconstrucción, la gobernadora de Nueva York, Kathy Kochul, y otros funcionarios.
En el sitio que ocupaban anteriormente los icónicos rascacielos, se encuentra la fuente y monumento en honor a las cerca de 3.000 personas que dejaron de existir luego que ataques coordinados de el grupo terrorista Al Qaeda, liderada en ese tiempo por Osama Bin Laden, estrellara a propósito, dos aviones contra el edificio. El impacto, el posterior incendio y otros factores hicieron que ambas estructuras colapsaran ante la atenta mira del mundo que siguió esa mañana con mucha atención por televisión.
Miles de mensajes fueron escritos y dejados en el sitio por personas que conocían a las víctimas, cientos de familiares, algunos que ni siquiera llegaron a conocer también estuvieron presentes homenajeando y agradeciendo en algunos casos, por el legado que dejaron en sus vidas.
Entre los que sobrevivieron, algunos todavía tienen marcas y discapacidades físicas a causa del atentado, otros aún combaten al cáncer generado por la inhalación de humo y gases que afectaron sus pulmones, en algunos casos ya fallecieron y sin contar con la gran cantidad de personas que aún hoy despiertan con pesadillas, a causa de las secuelas psicológicas, un trauma que aún mantienen personas que estuvieron viviendo en vivo este suceso trágico.
En el ataque estuvieron involucrados cuatro aviones, dos de ellos impactaron en Nueva York, otro en la sede del Pentagono y el último terminó estrellandose en un campo de Pensilvania, el cual se temía que podría ser estrellado sobre la Casa Blanca en Washington.
