La mañana en la ciudad de Rosario, República Argentina, se vio empañada por la sombra de la violencia narco, luego de que un chofer de la línea 153 fuera blanco de una escalofriante amenaza. El mensaje, descubierto en una hoja de papel madera, estaba adornado con el inquietante dibujo de una bala, dejando claro el peligro latente que enfrentan quienes operan en el rubro del transporte público en la ciudad.
Ante el temor y la incertidumbre generados por este acto intimidatorio, muchos choferes optaron por una medida de solidaridad con su colega afectado: suspender el servicio de colectivos. Los galpones de la empresa Movi, donde usualmente reposan las unidades, tuvieron un retorno repentino de los micros, mientras que los trabajadores aguardan nuevas directrices en medio de una atmósfera cargada de tensión.
Los representantes del sector se encuentran actualmente en deliberaciones, buscando definir la mejor respuesta ante esta situación alarmante. Sin embargo, hasta el momento, la Unión Tranviarios Automotor (UTA) de Rosario no emitió una declaración oficial al respecto, dejando a los trabajadores y a la ciudadanía en general a la espera de información y acciones concretas que garanticen su seguridad y bienestar en un contexto cada vez más preocupante.
La orden fue no salir de los galpones y regresar en caso de estar en la calle. Hacia las 11 Rosario seguía sin transporte urbano. «El ánimo no está bueno», señaló a El Tres un colectivero desde el galpón de Movi de Provincias Unidas y Rueda. «No estamos viviendo bien, Rosario sangra y es verdad y no hay soluciones», apuntó y recordó a sus dos compañeros asesinados este año, César Roldán y Marcos Daloia. La semana pasada, dos colegas suyos activaron el botón de pánico en sendas situaciones amenazantes.
Rosario en los últimos tiempos se caracterizó por el imperio de la violencia ligada al narcotráfico. último informe, la tasa de homicidios alcanzó 22,37 por cada 100 mil habitantes en 2022 y 19,84 en 2023.