El presidente de Brasil, Luiz Inácio «Lula» Da Silva reprendió a su equipo que le acompañó en la reunión con el presidente de Paraguay, Santiago Peña, el lunes 15 de enero, en Brasilia. El diario Folha de Sao Paulo reveló que el mandatario brasileño expresó su descontento durante la reunión con ministros en la mañana del miércoles 17.
En esa ocasión, Lula se quejó a los ministros Mauro Vieira (Relaciones Exteriores) y Fernando Haddad (Hacienda) de lo que consideró falta de iniciativa y sintonía de sus subordinados para defender la posición de Brasil en las negociaciones sobre la central hidroeléctrica de Itaipu.
La queja principal de Lula fue la agenda de la audiencia. Los paraguayos llegaron a Brasilia dispuestos a presionar a Lula para aumentar el precio de la electricidad cobrado por la binacional. Quieren que los recursos del aumento se destinen a financiar proyectos de desarrollo e infraestructura en el país vecino, uno de los más pobres de la región, dice el artículo escrito por la periodista, Catia Seabra.
Recuerda que Brasil y Paraguay están en medio de la renegociación de las bases financieras del tratado que estableció la planta, que es gestionada por ambos países.
El gobierno de Peña busca elevar la tarifa a los valores cobrados antes de saldar la deuda multimillonaria contraída hace unos 50 años para la construcción de la hidroeléctrica, mientras que Brasil se opone por temor a los impactos de este aumento en la factura de los consumidores, dice Folha.
PEÑA LLEGÓ PREPARADO
Según el periódico paulista, Lula ya ingresó contrariado a la reunión con Peña y su equipo, al considerar que no correspondía a los presidentes discutir cuestiones técnicas como la tarifa de energía. El presidente cree que ese debate debería estar a cargo del cuerpo diplomático y de los representantes de Brasil en el consejo de Itaipu. Peña insistió en hablar directamente con Lula, sin que las autoridades brasileñas lograran convencer a los paraguayos de que la agenda debería resolverse primero a nivel técnico.
Según los informantes, dice Folha, Lula se quejó de no haber sido debidamente preparado por sus colaboradores sobre los argumentos que podrían presentar los paraguayos.
En ese sentido, el equipo de Lula no ayudó a cambiar el escenario adverso para el presidente. Por su parte, Peña, exministro de Hacienda de Paraguay, entró a la sala armado con datos técnicos para argumentar a favor del aumento de la tarifa.
RECORDÓ EPOCA DE LUGO
En Paraguay, las condiciones del tratado de Itaipu se consideran un tema existencial para el gobierno, con el potencial de generar crisis e incluso amenazar a presidentes. Los asuntos de la planta son centrales en el Ministerio de Hacienda paraguayo.
Peña, conservador, es un economista de derecha que fue elegido para gobernar el país vecino en abril de 2023. Su victoria aseguró cinco años más de hegemonía al partido Colorado, que ha estado en el poder casi 70 años. La excepción fue la administración del ex obispo de izquierda Fernando Lugo, de 2008 a 2012, que sufrió un juicio político a meses de completar su mandato.
Durante la reunión en el Itamaraty, Peña presentó un documento firmado por Lula y Lugo en 2009, en el que ambos países se comprometieron a trabajar contra la desigualdad regional en el continente.
Aunque no mencionó directamente la tarifa ahora en negociación, el texto se exhibió como prueba de un compromiso pasado de Lula por mantener los precios practicados por Itaipu durante el pago de la deuda de la empresa.
Según personas que presenciaron la audiencia, Haddad y el director general de Itaipu, Enio Verri, intervinieron para impugnar algunos de los argumentos planteados por los paraguayos. Las autoridades brasileñas argumentan que la tarifa debe seguir siendo más baja después del pago de la deuda de construcción, que se completó a fines de 2023.
LA TARIFA
El gobierno (de Brasil) defiende mantener el nivel de $16,71 por kW (kilovatio). Por otro lado, Paraguay reclama alrededor de $22 por kW. Cada dólar representa un ingreso adicional superior a $136 millones para la estatal, a compartir entre los dos países, dice el artículo publicado.
Folha recogió relatos de diferentes personas que asistieron a la audiencia con Peña. Según esos relatos, Lula intentó sortear la presión paraguaya citando de memoria hechos de negociaciones anteriores sobre Itaipu que él condujo con otros dos presidentes del país vecino: Nicanor Duarte y Lugo.
Cuando Peña recurrió a la declaración conjunta firmada en 2009, por ejemplo, Lula se esquivó al bromear que había sido más fácil negociar temas relacionados con Itaipu con Nicanor, de derecha, que con líderes ideológicamente cercanos, haciendo referencia a Lugo.
El documento firmado por Lula y Lugo sirvió de base para que, poco después, Brasil se comprometiera a financiar la instalación de una línea de transmisión entre Itaipu y la región de Asunción. En ese sentido, Lula también le dijo a Peña que, en la época del acuerdo con Lugo, había sido muy difícil convencer a la población brasileña y a los parlamentarios de que la inversión sería buena para Brasil.
MÁS INSATISFACCIÓN
Otra fuente de insatisfacción de Lula radica en la negativa del gobierno paraguayo a firmar un acuerdo que permitiría el funcionamiento administrativo de Itaipu hasta que se alcance un consenso sobre la tarifa. Tradicionalmente, las direcciones de ambas orillas, brasileña y paraguaya, sellan un procedimiento provisional para evitar la paralización de las actividades mientras no se define el precio. Esta vez, los socios paraguayos se negaron a avalar el procedimiento. Como resultado, proveedores y empleados quedaron sin cobrar, señala la publicación.
El artículo continúa diciendo que el viernes (19), la dirección general de Itaipu emitió un comunicado a los empleados explicando la situación e informó que está buscando una solución consensuada. Después de la reunión con Peña, Lula hizo declaraciones en el Itamaraty reconociendo las divergencias con el líder paraguayo sobre Itaipu. El petista dijo querer finalizar la renovación del contrato de la planta lo más rápido posible y afirmó que irá a Paraguay para continuar las negociaciones.
«Dije al compañero [Peña] que vamos a volver a discutir la cuestión de las tarifas de Itaipu. Tenemos divergencias en la tarifa, pero estamos dispuestos a encontrar una solución conjunta y en los próximos días volveremos a tener una reunión», fueron las declaraciones del presidente de Brasil.