Si en agosto pasado, la presencia de Nancy Pelosi enfureció a Corea del Norte cuando la catalogó de la peor destructora de la paz internacional, ya es de imaginar lo que declararán ahora con la presencia de Kamala Harris en la zona desmilitarizada de ambas naciones.
Seúl (agencias) La vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, aprovechó su presencia en Corea del Sur para desplazarse este jueves a la zona desmilitarizada de la frontera entre este país y Corea del Norte como parte de un viaje para estrechar la alianza de seguridad entre Washington y Seúl.
Antes de la visita de la número dos del Ejecutivo estadounidense, Corea del Norte realizó dos pruebas de misiles, la última en la víspera, que se suman a la serie récord de ensayos armamentísticos de este año.
Harris también visitó el Pueblo de la Tregua de Panmunjom, donde se reunieron en 2019 el entonces presidente estadounidense Donald Trump con el líder norcoreano Kim Jong Un.
Aprovechó además para conversar con los soldados estadounidenses apostados en el Área de Seguridad Conjunta a kilómetros de la frontera. Además, denunció la brutal dictadura, las flagrantes violaciones de derechos humanos y el programa de armas ilegal de Corea del Norte.
Estados Unidos tiene una base en Corea del Sur con 28.500 soldados, apostados para ayudar a proteger al país del vecino norteño. Esta semana ambos aliados realizarán ejercicios navales conjuntos para demostrar su fuerza.
Continuando con su gira por Asia, Harris viajó a Seúl después de asistir en Tokio al funeral de Estado del asesinado ex primer ministro japonés Shinzo Abe.
Al llegar a esa capital se reunió con el presidente surcoreano Yoon Suk-yeol con quien abordó asuntos de seguridad, además para dar información de primera mano sobre la nueva ley firmada por Joe Biden, que retira los subsidios a vehículos eléctricos construidos en el extranjero y que afecta a marcas surcoreanas como Hyundai y Kia.