Luego de una semana del sismo en Turquía y Siria, las cifras siguen en aumento a medida que van acabando los milagros a cada hora que pasa. Son cerca de 35.000 fallecidos a medida que sigue la remoción de escombros. Los esfuerzos de rescatistas internacionales continúan y mientras que la polémica local gira en torno a los emprendimientos inmobiliarios y la seguridad a la hora de realizar construcciones.
Si bien las cifras son altas en Turquía, se cree que en el país vecino, Siria, los números son mucho mayores por la falta de una voz oficial debido al gobierno dividido en ese país. Los heridos si ya superan los 80.000 en diferentes gravedades, atendiendo que incluso siguen sacando a personas que se encontraban en las partes inferiores de los edificios colapsados.
A medida que pasa el tiempo ya son menos las esperanzas de encontrar a personas con vida, tanto que en las últimas horas, bomberos internacionales y turcos han podido rescatar a dos mujeres tras más de 140 horas bajo los escombros de alguno de los más de 6.000 edificios que cayeron sólo en Turquía.
Constructores e inmobiliarias en la mira
Ayer domingo, la fiscalía turca inició una investigación de negligencia contra constructoras, mientras que el vicepresidente turco Fuat Oktay anunció el mandato de 113 órdenes de detención contra arquitectos en los cuales cae la responsabilidad de eliminar pilares en las viviendas para ganar más espacios.
Mientras, a la inversa, los arquitectos culpan al Gobierno por la alta cantidad de muertos por permitir indultos y permisos a los edificios ilegales de baja calidad de construcción que por miles fueron cayendo en este país. Los incumplimientos de seguridad que ahora saltan a la vista, son parte de una mala administración por permitir licencias a estructuras que no tenían los mínimos requisitos de seguridad.
La razón principal de esta enorme tragedia es el permiso concedido a edificios construidos sin respetar la normativa de construcción, dijo el titular de la Unión de Cámaras de Arquitectos e Ingenieros de Turquía.
El pasado lunes, dos fuertes temblores de 7.7 y 7.5 grados sacudió la parte sureste del país euroasiático, a una semana de la catástrofe natural, seguían sintiéndose temblores de menos intensidad a medida de que rescatistas y personal de salud habían hasta lo imposible por seguir encontrando víctimas con vida.