HABÍA UNA VEZ (X). Los Harmony Club

Por Óscar Martínez Pérez

Este grupo vocal, es un referente histórico de relevancia en la música en nuestro país. GOYO CALCENA, KIKO ARCE, CASTO DARÍO MARTÍNEZ, TEDDY MEDINA ALBORNO, TITO BENDLIN conformaron el excelente quinteto vocal cuya memoria nos llega por intermedio de una generación de músicos que los reconocía como unas voces talentosas que pasaron fugazmente por el universo musical de nuestro país.
El grupo estaba además integrado con un trío de armónicas que además de Casto Darío Martínez lo integraban los hermanos Loncharich, Hugo y Cacho.

Actuaban en Radio Paraguay y en fiestas como un show intermedio ya que la gente los quería ver y escuchar por la riqueza de sus arreglos vocales. El espectáculo corría a cargo de todo el grupo pero con el lucimiento personal de KIKO ARCE que por su contextura física delgada realizaba movimientos y contorsiones al estilo Elvis Presley; en el paréntesis de la fiesta bailable, aparecían en el escenario los HARMONY CLUB la atención y la admiración se centraba en este grupo que pronto fue observado con atención también por empresarios extranjeros.

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Fue así que allá por 1958 partieron con su música hacia la capital porteña donde se presentaron con éxito en los mejores escenarios. Fue el primer grupo paraguayo que actuó en la Revista de JEAN CARTIER en Buenos Aires que se transmitía en vivo; incluso en alguna oportunidad el grupo fue presentado como Jan Harmony, de nacionalidad americana, porque habría sido más fácilmente vendido según el representante que estableció en la publicidad como al Ritmo de Esmeralda, con “músicos venidos directamente de los EE.UU”, también actuaron compartiendo escenario con Aníbal Troilo y la voz de Goyeneche en confiterías, en aquellas en las que la gente iba a tomar el té o el café y a disfrutar de buena música.

Era la época en la que la gente acostumbraba frecuentar estos cafés y confiterías para hacer un alto en el camino del trabajo a la casa. Los HARMONY CLUB han tenido tanto éxito que alguno de sus miembros fueron tentados para integrar grupos vocales que por entonces iniciaban hacían sus primeras presentaciones como Los Cinco Latinos, por ejemplo, cuyo manager invitó a KIKO ARCE a
integrarlo; pero al negarse ésta por la tremenda añoranza que sentía por volver a Asunción, integraron a otro reconocido cantante de la época, BILI CAFFARO.


Para actuar en Buenos Aires, el empresario pidió al grupo que fuera acompañado por un conjunto de instrumentos musicales; tal es así que pasaron a integrarlo Hugo Nacimiento en guitarra, Rubén Ortiz en piano, Kike Krona en batería, “Pitogué” Burian en contrabajo. Aquello sonaba de maravilla con temas interpretados en esa época cantados por Los Plateros, Pat Boone, Neil Sedaca, Paul Anka y reconocidos temas de jazz que hacían las delicias de un público consumidor de aquellas melodías en boga que aún hoy nos causan placer cuando de tanto en tanto las escuchamos en radio.

Cuenta Kike Krona que una noche estaban ensayando en el camerino un “cuatrito” como se llama en la jerga de los músicos al swing, y en un descanso se acerca un hombre de mediana estatura y bigotes tupidos y, dirigiéndose a Kike, le dice: “Pibe, veo que te gusta mucho el jazz, y lo tocas muy lindo; me gustaría que escuches esta música y me digas si te gusta o no” toca su música y le pregunta: “y?” si maestro, es un tango, responde Kike y retomando la conversación dice el hombre “ es mí tango, es la música de Buenos Aires y te pregunto si te gustaría tocarlo conmigo”, era ASTOR PIAZZOLA. Pero era más fuerte la añoranza y ahí mismo, decidieron volverse a Asunción, quedando disuelto el grupo.

Al poco tiempo de llegar, CASTO DARIO le confiesa a Kike que estaría sin trabajo puesto que la música era su vocación y no le interesaba otra actividad; días después, vuelve a llamarle y le cuenta alborozado que había sido invitado por otro grupo con el que integraría un trío: JHONY TORALES y ALMA MARÍA VAESQUEN, con los que formaron LOS TRES SUDAMERICANOS que dieron el gran salto y recalaron en España recorriendo todos los escenarios imaginables con una calidad y un estilo que se mantienen a través del tiempo. Si bien Casto Darío ya está en nuestro país definitivamente, tiene un baúl lleno de recuerdos, composiciones, arreglos musicales y éxitos que es lo que le queda al artista como capital espiritual.

Sin embargo, a más del reconocimiento popular, cabe un reconocimiento oficial que permita una vida más llevadera a estos héroes que pasearon el nombre del país, como portaestandartes de la cultura nacional. Kike Krona sigue cantando compartiendo su talento musical, con una actividad profesional ejerciendo ambas con dedicación y esmero. Los otros integrantes de aquel legendario grupo vocal dedicaron sus vidas a actividades diversas, pero la huella que dejaron en la música es imperecedera y marcó un antes y un después en la música de nuestro país.