Aunque poco o nada repercutirá en la calidad de vida de la gente, en las internas coloradas juegan su supremacía y supervivencia dos actores políticos: El actual presidente Abdo Benítez y el ex presidente Horacio Cartes. De manera subyacente igualmente se podrá valorar, en términos estrictamente electorales, las calificaciones realizadas por los Estados Unidos sobre el citado ex mandatario y el actual vicepresidente, Hugo Velázquez.
En un trabajo de archivo vemos que una mayoría de los analistas y comentaristas políticos del país dijeron en su momento que lo de «significativamente corrupto» a Cartes era para sacarlo de la carrera electoral y dañar las posibilidades de su candidato a presidente de la República. Obviamente esas no fueron las opiniones de los Estados Unidos, que tienen su propia vara de gestión. Sin embargo, si nos atenemos a la posición de los expertos paraguayos, vemos que esos relatos están, por ahora, errados: Cartes sigue en campaña electoral y también su delfín, Santiago Peña.
De la misma manera, siempre observando archivos y la postura de la mayoría de los periodistas nacionales, la calificación a Hugo Velázquez dijeron fue porque era otro el candidato presidencial del oficialismo. De nuevo aclaramos que no es esa la postura norteamericana, que tiene su propia dinámica e interés, por encima que pueda o no coincidir con la coyuntura nacional. Dentro del tablero político, sólo el resultado del próximo 18 de diciembre confirmará si Wiens tenía chance o no. O sí fue un error sacarlo a Velázquez, que por entonces se mostraba como el genuino candidato colorado.
Guste o no, se asuma o no, con eso de «significativamente corrupto» había una encubierta o subterránea intención política. Es evidente que se esperaba un golpe a las pretensiones electorales del cartismo con el caso Cartes, como igualmente es claro que el beneficiado con eso era el oficialismo en el Gobierno. Con el tema Velázquez, los propios analistas coincidieron que nunca fue el candidato del presidente Abdo, y que el elegido siempre fue Wiens. ¿Qué pasará si no triunfa el ex ministro de Obras?. Encima, todo hace suponer, que el actual vicepresidente llegará hasta agosto de 2023 como segundo del Ejecutivo.
Cómo sea que pase el próximo 18 de agosto, quiénes se juegan el poder político son Abdo y Cartes. Otros puntos a medir con los resultados eleccionarios es si hubo o no apuro con las designaciones de «significativamente corrupto» y hubo o no mezcla entre lo político y lo jurídico. Los Estados Unidos son serios en el manejo de la información y en la precisión en el uso del tiempo y el espacio, por lo que no debe descartarse que alguien pague por el posible error de cálculo que se confirmará si existió o no, en el caso Cartes y Velázquez, sopesando los números que dejan las internas coloradas.
Lo que queda claro, por ahora, es que quienes se juegan en las internas coloradas no son precisamente los movimientos internos, sino en persona el actual y anterior presidente de la República. De hecho, los números de las internas coloradas dejarán a ambos en una situación cómoda o incomoda ante la administración de Joe Biden. Es que quien gana la justa electoral por medio del voto habrá de merecer, suponemos, alguna nueva consideración de los Estados Unidos. Al menos así piensan Abdo y Cartes, por más que ambos digan que hay un proyecto país detrás de ellos.