El alto índice de accidentes de tránsito es una preocupación de larga data que afecta gravemente a nuestra sociedad. Las cifras alarmantes y las devastadoras consecuencias de estos incidentes son un recordatorio constante de que la situación requiere una atención urgente y un enfoque integral. Los accidentes de tránsito no solo representan un problema de salud pública, sino que también imponen un alto costo al Estado y un impacto profundo en las familias, que muchas veces quedan huérfanas o con un familiar postrado de por vida.

A pesar de las recomendaciones y las alarmantes estadísticas difundidas por diversas entidades, el problema persiste. La falta de un programa integral que aborde las raíces del problema es una de las principales razones por las cuales no hemos avanzado lo suficiente. Uno de los problemas más graves en el país es la manera en que los municipios expiden las licencias de conducción. Lo que debería ser un proceso riguroso y controlado se ha convertido en una mera mercancía. Las normas establecidas en la Ley Nacional de Tránsito, lejos de asegurar la seguridad vial, han sido utilizadas para aumentar la recaudación municipal y fomentar la corrupción entre los funcionarios.

Actualmente, se requiere una serie de requisitos para obtener una licencia de conducir, pero en muchos municipios estos pueden ser fácilmente evadidos mediante el pago a algún funcionario corrupto. En algunos casos, las municipalidades del interior incluso entregan licencias de conductor vía courrier. Así, diariamente, personas sin la mínima noción de las normas de tránsito se convierten en potenciales peligros, no solo para sí mismas sino para todos los demás en las calles y rutas del país.

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Es evidente que salir de esta situación requiere una campaña integral de educación ciudadana. Esta campaña debe involucrar no solo a las autoridades, sino también al sector privado. Un nuevo actor en nuestras calles después de la pandemia son los conductores de motocicletas que realizan servicios de delivery. Estos conductores, muchas veces convencidos de que pueden ignorar las normas de tránsito, ingresan en contramano, no respetan los semáforos y circulan a alta velocidad. La falta de uso del freno por parte de los motociclistas ha llevado a un aumento en las cifras de accidentes, tal como lo indican los reportes diarios de la policía y los datos de emergencia médica.

Para abordar este problema de manera efectiva, es fundamental que las empresas que ofrecen servicios de delivery y las firmas que comercializan vehículos también se involucren en una campaña nacional de conciencia, responsabilidad y educación en el tránsito. Además, es necesario reinstalar los controles de alcoholemia en las rutas, ya que su implementación en otras épocas había demostrado ser eficaz en la reducción de accidentes.

Luchar contra el flagelo de los accidentes de tránsito en Paraguay tiene varias aristas. Sin embargo, desarrollando una sólida campaña de educación y retomando los controles necesarios, podemos dar pasos importantes para preservar la vida en nuestra sociedad. La colaboración entre el gobierno, el sector privado y la ciudadanía es fundamental para construir un sistema de tránsito más seguro y responsable. La vida de nuestros ciudadanos depende de ello.