Independencia y libertad

La madrugada del 15 de mayo llegó, y los revolucionarios colocaron sus cañones en la plaza, apuntando directamente hacia la Casa de Gobierno. En la imagen uno de los cañones utilizado aquellas noche, que aún se conserva en el museo del Ministerio de Defensa Nacional.

En 1811, Paraguay se alzó en un acto de valentía y determinación para declarar su Independencia del dominio español. En aquellos tiempos el sentido de pertenencia de verdaderos patriotas impulsó la impronta guaraní a despojarse de ataduras externas. Es indiscutible que a partir de ese momento, la bravura de los paraguayos se ha impregnado en la historia mediante varios eventos que han permitido exponer la grandiosa fuerza de nuestra gente.

Estas fechas son de gran valor para el Paraguay, pues traen a la actualidad aquellos sentimientos profundamente patrióticos, y nos inspiran mediante el repaso de los eventos que nos llevaron a consolidarnos como una República soberana e independiente.

Así como los patriotas de antaño lucharon por la soberanía y la libertad, los políticos contemporáneos deberían emular su compromiso con el bienestar de la nación sobre intereses personales o partidistas. Sin embargo, constantemente vemos una desconexión entre la visión de aquellos líderes y las acciones de muchos políticos de hoy, que a menudo priorizan agendas individuales sobre el bien común.

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Pero nuestros políticos son más que el reflejo de nuestra sociedad. Por ende, es esencial destacar la sociedad nacionalista que respaldó la lucha por la independencia. En aquel entonces, los paraguayos se unieron en un fervor patriótico que trascendía diferencias para alcanzar un objetivo común. Sin embargo, en la sociedad paraguaya actual, a menudo vemos divisiones profundas que obstaculizan el progreso y la unidad nacional. Y aquí participamos todos, pues todos cargamos con la misma responsabilidad: tirar juntos, en la misma dirección y con la misma intensidad con miras a un objetivo común.

Nuestros antepasados lidiaron con muy serios obstáculos, sin embargo lograron dar el impulso que el Paraguay necesitaba. Hoy, parecería que la realidad nos permite encontrar dificultades menores. En lugar de centrarse en la construcción de un Paraguay más fuerte y próspero para todos, algunas facciones políticas y grupos de interés perpetúan divisiones que enflaquecen el espíritu de solidaridad nacional.

Recordar la valentía y la determinación de nuestros antepasados en la lucha por la independencia debería servir como un llamado a la acción para los líderes políticos y la sociedad en su conjunto, instándolos a trabajar juntos por el bienestar colectivo y la unidad nacional. Tener presente el coraje de los padres de la Patria en la gesta libertaria nos debe fortalecer en la tarea de seguir reafirmando la soberanía y grandeza del Paraguay.