Una vez más, la tranquilidad de una comunidad del interior del país se ha visto sacudida por un violento asalto a una sucursal bancaria. Esta vez, en Natalio, un grupo armado irrumpió en una sucursal del Banco Nacional de Fomento (BNF), dejando el local literalmente destrozado a balazos. Este modus operandi, lamentablemente, no es nuevo en nuestro país.
Desde hace más de una década venimos siendo testigos de atracos a bancos con características similares: grupos delictivos fuertemente armados asaltan poblaciones, someten a las fuerzas policiales y vacían entidades bancarias con la utilización de explosivos.
La falta de un plan de contingencia por parte de los organismos de seguridad para hacer frente a estos ataques es sumamente preocupante. ¿Cómo es posible que, a pesar de la repetición de estos hechos, las autoridades no cuenten con mecanismos efectivos para combatir este flagelo? Es imperativo que se tomen medidas urgentes para garantizar la seguridad de la población.
Resulta inadmisible que un grupo de delincuentes pueda sembrar el terror en una comunidad y escapar impunemente, mientras las autoridades parecen estar desbordadas y desprovistas de respuestas efectivas. La pregunta que surge es inevitable: ¿cuál será la próxima ciudad en ser víctima de este tipo de ataque? Y, lo que es aún más preocupante, ¿qué medidas se tomarán para evitarlo?
Los organismos de seguridad del país tienen expertos en “Planificación Estratégica”, quienes ya deberían haber formulado un plan de contingencia que incluya el refuerzo de unidades policiales vecinas, la activación de mecanismos de alerta temprana, el cierre de posibles vías de escape y, en casos extremos, la intervención de unidades militares de las inmediaciones.
Los recientes acontecimientos en Natalio se suman a una larga lista de episodios similares que han afectado a diversas localidades del país, desde San Cristóbal, Ciudad del Este, Cruce Liberación y Yatytay. La vulnerabilidad de las ciudades del interior ante este tipo de ataques es alarmante y exige una respuesta contundente. No podemos permitir que la impunidad y el miedo se apoderen de nuestras ciudades.