Una realidad que el Paraguay enfrenta a diario es la preocupante epidemia de accidentes de tránsito y sus terribles consecuencias, para la salud pública y la misma sociedad. Esta lamentable situación, que cobra vidas y mutila a nuestra población, requiere urgentemente la atención de todos los sectores de la sociedad paraguaya.
Uno de los aspectos más preocupantes de esta problemática es el papel protagónico que juegan los conductores de motocicletas. Si bien es comprensible su elección como medio de transporte dada la deficiencia de nuestro servicio de transporte público, es inaceptable la imprudencia con la que muchos de ellos circulan por nuestras calles. A alta velocidad, sin hacer uso del casco protector, y en ocasiones, incluso conduciendo en sentido contrario, ponen en peligro no solo sus propias vidas, sino también las de terceros.
Los datos son desoladores. Solo en enero de este año, el Hospital de Trauma reportó 277 casos de accidentes de tránsito, con una alarmante cifra de niños involucrados y un elevado porcentaje de motociclistas entre las víctimas. Esta inseguridad en nuestras calles, donde parece que la ley de la jungla ha tomado el control, debe llegar a su fin.
Es hora de actuar con determinación. Las instituciones pertinentes deben asumir su responsabilidad en la implementación de medidas más fuertes y visibles para combatir este flagelo. Desde una intensa campaña de concienciación hasta un reforzamiento de los controles y sanciones, todos los eslabones de la cadena deben trabajar de manera coordinada.
La educación juega un papel crucial en este proceso. Es fundamental que tanto la población en general como la generación joven comprendan los altos costos y las consecuencias irreversibles de los accidentes de tránsito.
Es hora de poner un freno a esta tragedia que enluta a tantas familias paraguayas. Las autoridades, los centros educativos, las instituciones de control y la sociedad en su conjunto deben unirse en un esfuerzo conjunto para promover una cultura de seguridad vial. Solo así podremos evitar que las estadísticas de accidentes sigan aumentando de manera alarmante y construir un futuro más seguro para todos.