El anuncio de ampliar las zonas de operaciones de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) a los departamentos de Canindeyú y Alto Paraná fue recibido con alivio y esperanza por los pobladores de estas regiones. En un momento en que el flagelo del narcotráfico y la violencia del crimen organizado se han arraigado profundamente en varios puntos del país, en especial las mencionadas, esta medida promete ser un paso relevante hacia el restablecimiento del orden y la seguridad ciudadana.
El Alto Paraná, particularmente, ha sido testigo de una serie de actos delictivos en los últimos tiempos, lo que ha provocado una creciente demanda de mayor protección por parte de sus habitantes. La respuesta inicial, que implicó el despliegue de más de 200 agentes de policía para reforzar los controles, logró reducir significativamente los índices de inseguridad.
La atención ahora se dirige hacia Canindeyú, donde las bandas de narcotraficantes han sembrado el terror entre la población. En este caso además del despliegue sus recursos y capacidades en esta área, lo principal será la labor de inteligencia y la captura de los líderes del crimen organizado que operan impunemente en dicha zona. En el caso de Canindeyú es llamativo que conocidos personajes, señalados de ser poderosos narcotraficantes, operan con total libertad, lo que representa una afrenta a la autoridad del Estado y una amenaza constante para la seguridad de los ciudadanos.
Es fundamental entender que el crimen organizado no reconoce fronteras y que su actividad ilícita se extiende más allá de las regiones fronterizas. Si bien el enfoque actual se centra en Canindeyú y Alto Paraná, no se debe descuidar la seguridad en otros departamentos afectados por la influencia del crimen transnacional. Una estrategia integral de seguridad debe abarcar todas las áreas vulnerables y fortalecer la presencia del Estado en todo el territorio nacional.
En última instancia, en el contexto actual la lucha contra el crimen requiere un enfoque multifacético que combine medidas preventivas y acciones directas contra los grupos delictivos. Y es el momento de actuar de forma preventiva, controlando zonas, que actualmente son territorios liberados. Es hora de tomar medidas decisivas para restaurar la soberanía en nuestras comunidades fronterizas.