El Censo Nacional es el mayor y más importante operación de consulta y estadística que se llevará a cabo en el país. Más aún luego de los fracasos de los últimos intentos. El ambiente está dado para que todo salga bien. La responsabilidad tiene el Instituto Nacional de Estadística (INE). No se permite una sola falla. Es hora de sacar la excusa a los gobernantes con eso que no hay políticas públicas definidas por falta de estadísticas fiables.
La ciudadanía está dispuesta a responder todas las preguntas de los censistas. Ese respaldo lo debe entender y capitalizar el INE. No debe malgastar ese crédito popular. Tiene todo. Incluso el apoyo financiero. Sí o sí la tarea debe hacerse bien. No debe dejar ningún resquicio de dudas. Como resultado final, debe cumplir aportando todo el registro país. Esas informaciones valiosas servirán para la aplicación de decisiones de Estado, de alto nivel de envergadura, a favor del pueblo paraguayo.
El nuevo censo será el principal elemento de trabajo para el nuevo gobierno. Con todos esos datos ya no habrá pretexto para no mejorar la educación, salud, planes viales y el desarrollo urbano y rural. No se puede permitir que siga el cuento de aquellos que pasaron y continúan en el poder que trataron y tratan de justificar sus respectivas inoperancias por la ausencia de datos fidedignos.
El Instituto Nacional de Estadística tiene que sacar provecho a la actitud ciudadana. Éste miércoles, la gente estará en su casa. Ya es deber del INE hacer eficientemente el censo para que el Estado actualice los datos sobre su gente; edad, nivel de educación, acceso a servicios básicos, ingresos mensuales, características de la vivienda habitada, entre otros. Mediante ese cúmulo de información, luego cualificada y cuantificada, se espera que el nuevo gobierno, con datos y planificación, haga revolucionarias políticas públicas para beneficio de la población.