La Concertación, tal como pretende moldear Alegre, se encamina a tener el mismo final de la Alianza Patriótica para el Cambio que lideró Lugo. En una conocida idea, basa una endeble unidad con el único objetivo de la competencia electoral. El caso actual es mucho más frágil: Es un conglomerado de ideas políticas e ideológicas contrapuestas por lo que no reúne aún el crédito para producir algún cambio real, porque simplemente no tiene un plan de Estado consensuado. Ni posee el mínimo soporte confiable para sostener la unión en el hipotético caso que sea Gobierno.
Según la conferencia de prensa que realizó el viernes último, Alegre tiene el respaldo del Partido Democrático Popular (PDP), Partido Revolucionario Febrerista (PRF), Partido Frente Amplio, Partido de la A- PDA, Encuentro Nacional, Partido de los Patriotas Independientes y las aglomeraciones políticas Movimiento Todos Juntos Podemos, Movimiento Apytere y el Movimiento de personas con Discapacidad. Acá nomas ya hay una mezcla de diosa y pantera. Además, hay que decirlo, hay liderazgos que buscan su oportunidad para dar algún manotazo al Estado, otros que quieren volver y otros que buscan continuar al menos de costado.
Hay que hacer la salvedad del enorme liderazgo de Lugo en aquel 2008. Era una figura emergente y triunfadora. Eso contrasta con la imagen de Alegre, que tiene el rostro desgastado por varias elecciones con puras agresiones y encima tiene el rotulo de eterno derrotado. Lugo, pese a su alto preeminencia, no controló el Congreso y fue víctima de la misma división del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA). Alegre tiene más detractores que aliados ya dentro de su mismo partido. De hecho, solo dentro de la Concertación hay otros dos proyectos liberales presidenciales, que lideran el empresario Burt y el político Fleitas.
Otro punto que vale destacar es que en su tiempo Lugo reunió sobre su presidencia a toda la izquierda. ¡A toda!. En tanto Alegre ya logró dividir en dos el Frente Guasú. Un sector está con él, la otra parte apuesta por Euclides Acevedo, cuyo candidato a Vicepresidente es el senador de Frente Guasú, Jorge Querey. Encima Alegre tiene como dupla a una persona con quien ya en campaña se percibe que están aliados sólo por una cuestión netamente electoral y no por coincidencias programáticas, como es Soledad Núñez.
Lugo, por la falta de conciencia clara de lo que significa la unidad para gobernar, finalmente, fue sacado del poder empujado del cargo por sus mismos aliados, siendo en ese tiempo uno de ellos el mismo Alegre. El líder de la izquierda luego fue reemplazado por su vicepresidente Federico Franco. Algo similar podrá pasar con Alegre en la presunción que llegue al poder; su cargo podría concluir su compañera de chapa, que según parte de la prensa viene con una agenda financiada por organizaciones internacionales, que diseñan y proyectan una agenda global propia.
Otro tema que tiene en contra Alegre es que dentro de la misma Concertación tiene otros candidatos a presidentes, como los liberales mencionados más arriba, y el propio Euclides, además está la gente de Patria Querida. Una mirada más profunda hará ver que Alegre viene en condiciones peores que Lugo. Éste hasta siendo el único candidato de consenso, igual fue sacado del poder, entre otros motivos, porque la Alianza Patriótica para el Cambio sólo fue gestado por un interés electoral. Alegre no sólo no tiene consenso, encima tiene un altísimo rechazo en las mismas filas opositoras.
Será difícil asegurar el final. Sin embargo, ante los hechos citados, más la comparación con el proyecto Lugo, Alegre tiene más desventajas. Así las cosas, es prudente alertar la posibilidad de otro fracaso de la oposición paraguaya con un probable triunfo de la Concertación con Alegre estando al frente. Nuestra misión es advertir. Lo peor es llorar sobre la leche derramada. El Paraguay ya no puede esperar otro fiasco electoral con ese infame juego interno colorado jugando de oficialismo opositor, y que luego se unen en tiempos electorales. Tampoco está para soportar concertaciones opositoras engañosas sobre figuras que desde el vamos ya no aglutinan y encima tienen tiene alta resistencia entre los electores nacionales.