Tras el largo feriado de Semana Santa, una vez más, nos enfrentamos a una realidad desgarradora: el alto número de accidentes de tránsito y sus lamentables consecuencias. A pesar de las recomendaciones y campañas de concientización sobre precauciones en el consumo de alcohol, la fatiga al volante y la importancia de una alimentación adecuada, la imprudencia continúa cobrando su precio en vidas humanas.
Los datos son alarmantes. Según los informes de la Policía Nacional y el Hospital de Trauma, al menos 18 personas perdieron la vida en accidentes viales durante este período festivo. Este sombrío recuento, que incluye víctimas de todas las edades, refleja una realidad que no podemos ignorar. Desde el inicio del feriado, el número de fallecidos se fue incrementando día a día, dejando un saldo trágico a las familias y a toda la sociedad paraguaya.
El alcohol y la fatiga al volante continúan siendo factores determinantes en muchos de estos accidentes. Es preocupante observar cómo la inconsciencia de algunos conductores pone en peligro no solo sus propias vidas, sino también las de aquellos que comparten las vías de tránsito con ellos. Además, la falta de educación vial, tanto en adultos como en jóvenes, contribuye a agravar esta problemática. No podemos permitir que la ignorancia de las normas de tránsito y la irresponsabilidad al volante se conviertan en una constante en nuestras calles, tal como lo venimos experimentando a diario.
Es crucial que como sociedad asumamos un compromiso conjunto para combatir esta situación. Las autoridades deben intensificar las campañas de concientización y educación vial, enfocándose no solo en los conductores, sino también en los peatones y ciclistas. La prevención es clave para evitar tragedias en nuestras vías de tránsito, y ello implica un esfuerzo colectivo que involucre a todos los sectores de la sociedad.
También es oportuno reflexionar sobre el verdadero significado de la Semana Santa. Este período de recogimiento y reflexión debería haber dido una oportunidad para fortalecer los lazos familiares y buscar la paz interior. Lamentablemente, este año una vez más, termina ensombrecida por la pérdida de vidas humanas y el sufrimiento de quienes quedan atrás.
No podemos permitir que la inconsciencia y la irresponsabilidad empañen el espíritu de esta celebración. Es responsabilidad de cada uno de nosotros tomar las precauciones necesarias y respetar las normas de tránsito, no solo durante la Semana Santa, sino en todo momento. Solo así podremos evitar que cada período festivo se convierta en una época de luto y dolor para tantas familias paraguayas. La seguridad vial es un compromiso de todos, y juntos podemos hacer la diferencia.