Los procesos electorales internos del Partido Colorado son tiempos de manipulación, perversión y contaminación de la agenda país. Citamos dos ejemplos recientes al respecto: Uno, la visita del coordinador Anticorrupción de EE.UU., Richard Nephew. Otro, la denuncia de una funcionaria que hizo mención al presunto destino del ex vicepresidente Óscar Denis. En el primer punto, la aparente polarización entre abdistas y cartistas jugaron a ocultar la plaga de la corrupción, en el segundo; el flagelo de los secuestros.
Ambos sectores repiten un libreto conocido. Uno que dice ser el poder oficial, pero que dista mucho de gobernar con autoridad. El otro dice ser opositor, pero dos veces salvó del juicio político al que funge de Presidente. Así las cosas, la presunta polarización es irreal. Uno, denuncia al otro desde vínculos con el narco y hasta con el crimen organizado, pero no aporta las pruebas siendo el mismísimo gobierno. El otro, a la hora de la verdad, pone sus votos para sostener al Ejecutivo.
El abdismo y el cartismo, realmente, sólo están reproduciendo anteriores internas y están unidos estropeando la lucha seria contra la corrupción y debilitar la posibilidad de búsqueda de Óscar Denis. Encima, vean las votaciones, en temas que tienen que ver con pilares que sostienen a la ANR en el poder, se respaldan entre sí en el Congreso. Lo más seguro, luego de todas las tremendas delaciones e incriminaciones, irán de la mano juntos con el llamado abrazo republicano a votar, de punta a punta, la Lista 1.
Hace una semana, abdistas y cartistas, con sus satélites en redes y prensa, lograron desviar la agenda del propio enviado de Joe Biden. Ni uno ni otro entendió, o no quisieron entender, que Nephew dejó el mensaje que la corrupción cobija todo tipo de tráfico, lavado y el crimen transnacional. Obvio, es un tópico en que pueden estar financistas y hasta candidatos de los dos sectores. Ahora infectan el ambiente sobre un dato relativo al secuestro del ex vicepresidente con eso de la validez de la información y el secreto de la fuente, con lo cual marginan el debate sobre la suerte del señor Denis y la de los demás compatriotas secuestrados, y así pasan por alto igualmente el vía crucis de las familias mutiladas por la inseguridad que hay bajo el gobierno del Partido Colorado.
