La proliferación de facultades de medicina en Paraguay está generando una profunda preocupación sobre la calidad de la formación de los futuros profesionales de la salud. El Dr. Alfredo Boccia, miembro destacado del Círculo Paraguayo de Médicos, en declaraciones en nuestro medio señaló las deficiencias inherentes a este panorama preocupante. En un país de tamaño modesto y recursos limitados, la existencia de tantas facultades de medicina plantea interrogantes elementales. ¿Cómo es posible que en una nación con escasos hospitales y campos de práctica insuficientes, proliferen tantas instituciones educativas médicas?
La situación se agrava cuando observamos el perfil de los estudiantes que acuden a estas facultades, especialmente en regiones fronterizas como Pedro Juan Caballero, donde fueron habilitadas nueve facultades de medicina, una cantidad absolutamente desproporcionada para la región. La mayoría de estos estudiantes son brasileños que buscan obtener un título universitario a un costo considerablemente inferior al de su país de origen. Sin embargo, la realidad se torna sombría cuando, al intentar validar sus estudios en Brasil, el 96% de los egresados fracasa en el examen de revalidación. Este fenómeno revela una brecha preocupante en la calidad de la formación ofrecida por las universidades paraguayas.
La falta de preparación adecuada de estos graduados representa una amenaza latente para la salud pública en Paraguay. Muchos de ellos terminan ejerciendo la medicina en nuestro país, ocupando puestos en unidades de salud y centros médicos sin estar debidamente capacitados. La falta de experiencia práctica y la deficiencia en conocimientos médicos básicos ponen en riesgo la vida y el bienestar de los pacientes, lo que se refleja en la creciente presencia de profesionales poco cualificados en la atención médica cotidiana.
Detrás de este preocupante escenario, se vislumbra un entramado complejo de intereses políticos y financieros. La habilitación indiscriminada de facultades de medicina no solo es un problema académico, sino que también representa una amenaza sanitaria para toda la nación.
Es evidente que se requiere una acción inmediata y decidida para abordar esta crisis en la educación médica. Si bien es importante detener la proliferación descontrolada de facultades de medicina, también es crucial elevar los estándares de calidad y exigencia para la expedición de títulos médicos en Paraguay. Es imperativo que el debate público se centre en la calidad de la formación médica y en la protección de la salud de la población.
En última instancia, no podemos permitir que intereses oscuros y agendas políticas pongan en peligro la integridad de nuestro sistema de salud. Es hora de actuar con determinación y responsabilidad para garantizar que los profesionales médicos que atienden a nuestra comunidad estén debidamente preparados y capacitados para asegurar una medicina de calidad. Con la salud de la población no se juega.