El país está actualmente ante otra nuevas internas camino a las elecciones generales del 2023. En este ambiente, no se percibe con distinción, un proyecto que oriente el desarrollo continuo. No hay un plan que aglutine el entusiasmo alrededor de un paradigma dinámico que garantice calidad de vida para la mayoría de la población.
Casi es una letanía escuchar los repetidos mensajes de los diferentes actores en campaña. En similar situación están los dirigentes del Partido Colorado y toda la camada que conforma la oposición. Hay ausencia de esa visión que produzca esperanza, que motive a la sociedad, y sea un canal de energía para transformar propósitos en acciones, comprometiendo expectativas y azuzando esfuerzos en el objetivo de un desarrollo sostenible.
La Nación guaraní tiene casi todo: Tierra fértil, agua, poca población, gente joven, bajos impuestos, no hay peleas ideológicas ni religiosas, pero sí tiene en contra una elite política que camina en parsimonia y a tientas. Aún hay tiempo y ojalá aparezcan líderes y grupo partidarios que proyecten al Paraguay en éste siglo XXI.
Se debe partir por asumir debilidades. Es urgente aprovechar las oportunidades que existen. Decididamente se tiene que apuntalar las fortalezas (citadas más arriba) y obviamente disminuir las permanentes amenazas, que mayormente hoy están más representadas en el crimen organizado.
Las internas partidarias y las próximas elecciones generales son oportunidades para dar vida a la democracia paraguaya. Hoy tenemos un espacio de libertad vacío de contenido. Eso es, mayormente, por causa de quienes hacen política, todos casi profesionales de lo liviano y hueco. De esa negligencia hay que salir con urgencia.
