En una fresca mañana del 3 de febrero de 1957, un puñado de hombres ascendió por la escarpada barranca del Paraná para asistir a un acto trascendental: la fundación de la ciudad que hoy conocemos como Ciudad del Este. En ese momento, nadie podía prever que esta urbe se convertiría en uno de los polos de desarrollo más destacados de Paraguay, cimentado en el comercio y marcado por la diversidad cultural.
El crecimiento vertiginoso de Ciudad del Este se atribuye, en gran medida, a la construcción de la hidroeléctrica Itaipú y la apertura del Puente Internacional de la Amistad en 1964, que fortaleció los lazos con Brasil. Estos hitos no solo transformaron el acceso a servicios básicos para la población paraguaya, sino que también estimularon la llegada masiva de paraguayos y extranjeros, convirtiendo a la ciudad en un crisol de culturas y tierra de oportunidades.
En el 67 aniversario de su fundación, Ciudad del Este se destaca como una ciudad resiliente que ha superado la presión brasileña para acotar la actividad comercial. A pesar de los desafíos, sigue siendo un referente para el turismo de compra, atrayendo a ciudadanos de diversas nacionalidades que se mezclan con la población local en las calles.
No obstante, el éxito comercial de Ciudad del Este no ha estado exento de dificultades internas. La falta de infraestructura y la persistencia de problemas como la inseguridad y la corrupción han estigmatizado la ciudad. Estas carencias, son consecuencias directas de las torpeza y mesquindades históricas, de las autoridades locales que impidieron el desarrollo pleno de la capital del Alto Paraná.
A pesar de estos desafíos, la ciudadanía esteña ha demostrado su compromiso con la democracia, castigando a aquellos que han defraudado la voluntad popular y apostando por el cambio. Este compromiso ciudadano debe convertirse en un llamado a la acción para exigir a las autoridades una verdadera transformación de la ciudad.
Ciudad del Este es más que un centro comercial; es una capital multicultural con una ubicación estratégica que puede y debe ser aprovechada al máximo. La diversidad de sus habitantes, que incluyen hindúes, libaneses, japoneses, chinos, coreanos, brasileños, argentinos, alemanes, italianos, españoles, chilenos y uruguayos, es un activo invaluable que puede impulsar el desarrollo económico y cultural de la región.
En este 67 aniversario, llamamos a las autoridades a mirar más allá de las disputas internas y a trabajar en conjunto para mejorar la infraestructura, abordar la inseguridad y combatir la corrupción. La ciudad merece ser reconocida no solo por su actividad comercial, sino por ser un lugar donde la creatividad y el trabajo se combinan para generar riquezas que benefician a todo el país.