El Instituto de Previsión Social (IPS) es nuevamente protagonista de un escándalo que deja al descubierto una red dedicada a comerciar con puestos de trabajo en la institución. En allanamientos llevados a cabo desde el pasado miércoles se pudo destapar toda una estructura que implica a funcionarios, ex funcionarios y abogados, conformando una empresa ilegal que negociaba la posibilidad de ingresar al plantel de trabajadores del IPS.
Lo más alarmante es que los detenidos no solo tenían acceso a información privilegiada, sino que también poseían documentos oficiales, evidenciando una estructura mucho más amplia y comprometida de lo que inicialmente se pensaba. Para agravar la situación, se reveló que todos los archivos relacionados con estas prácticas corruptas han desaparecido misteriosamente de las instalaciones del IPS, tanto en formato físico como digital, revelando la profundidad del poder que la mafia ha logrado enraizar en la institución.
El IPS, conocido por ser una de las peores entidades públicas del país, arrastra consigo un historial de pésimo servicio y corrupción que ha perdurado probablemente desde su fundación, sin que ninguno de los gobiernos sucesivos haya logrado erradicar la problemática. Este nuevo escándalo se suma a una lista ya extensa de irregularidades que han salido a la luz en los últimos años.
Solo a modo de ejemplos de las graves irregularidades perpetradas en el IPS, podemos citar algunos de los casos denunciados durante el último tramo del anterior gobierno de Mario Abdo Benítez, como la desaparición de equipos e insumos valuados en miles de millones de guaraníes, la falta de rendición de cuentas por consumo de combustibles, la administración sin respaldo documental de gastos por más de un billón de guaraníes, a lo que se suman los groseros y desvergonzados pedidos de coimas a familiares de pacientes para agilizar trámites y atenciones. Estos casos representan solo la punta del iceberg de la hidra de la corrupción que se regenera en diferentes formas para seguir dilapidando los fondos de los asegurados.
La gestión del IPS ha sido históricamente una calamidad, caracterizada por la corrupción desenfrenada y el derroche sin control. Este organismo, encargado de velar por la seguridad social de miles de paraguayos, ha caído en una espiral de corrupción, negligencia y malas prácticas que pone en peligro la atención médica de los asegurados y las jubilaciones de los pensionados.
La sociedad paraguaya, ya acostumbrada a estos escándalos, espera que esta vez no sea simplemente uno más en la larga lista de denuncias contra el IPS. Se espera que la Fiscalía avance en las investigaciones y condene a los culpables. Hay que reconocer que esta denuncia saltó gracias a la reacción de la actual administración. Es de esperar que este gesto sea el inicio de una verdadera cruzada, de los actuales administradores para limpiar la institución de la mafia que la ha infectado. La salud y las jubilaciones de miles están en juego, y es hora de poner fin a esta vergonzosa saga de corrupción e impunidad.