La implementación del sistema de estacionamiento tarifado en Asunción, a cargo de la empresa Parxin, ha generado una ola de críticas y descontento entre la sociedad, marcando un capítulo más de un proceso que fue mal concebido desde sus inicios. La iniciativa, que debía arrancar el pasado 2 de enero, se ha visto envuelta en una serie de problemas técnicos, deficientes estrategias de comunicación y la ausencia de consideraciones hacia la participación ciudadana.
La última prórroga anunciada, que extiende el período sin multa hasta el 21 de enero, plantea la necesidad de abordar tanto las dificultades técnicas de la aplicación como las preocupaciones de la ciudadanía. La campaña educativa dirigida a los usuarios es un paso necesario, pero los cuestionamientos persisten, especialmente en lo que respecta al impacto del cobro por estacionamiento en la actividad comercial de las zonas afectadas.
El sector gastronómico, en particular, ha levantado la voz ante la pérdida de clientes desde el inicio del período sin multa. La disminución de la afluencia de automovilistas en el centro de la ciudad ha generado inquietudes legítimas sobre el impacto económico en los comercios locales.
Además de las críticas por la falta de difusión del sistema y el elevado costo de las tarifas, las redes sociales han sido un espacio donde los usuarios expresan su desconfianza hacia Parxin.
En este contexto, resulta evidente que la implementación del estacionamiento tarifado en Asunción no ha sido una iniciativa bien concebida desde sus orígenes. La falta de participación ciudadana en el proyecto y la aparente priorización de intereses recaudatorios sobre las necesidades y preocupaciones de la población han creado un escenario de descontento generalizado.
Ahora, con la nueva prórroga en marcha, se presenta una oportunidad crucial para que Parxin reconquiste la confianza de los contribuyentes asuncenos. En cualquier negociación, ambas partes deben ceder, y en este caso, la empresa tiene la responsabilidad de hacer concesiones significativas.
Una medida concreta podría ser la reducción de la tarifa, actualmente establecida en G. 4.500. Esta revisión se vuelve aún más crucial considerando la difícil situación económica que atraviesa la sociedad. La participación ciudadana y la transparencia en la gestión son fundamentales para superar los cuestionamientos. En última instancia, el éxito de Parxin en Asunción dependerá de su capacidad para escuchar y responder a las legítimas preocupaciones de la sociedad.