La ciudad de Asunción, conocida también como “Madre de Ciudades”, se encuentra en una encrucijada crítica que demanda atención. La triste realidad que atraviesa la capital del país no es ajena a ninguno de sus habitantes, y la inacción de las administraciones municipales ha exacerbado problemas que claman por soluciones eficaces y responsables.
A lo largo de la era democrática, los diversos intendentes, independientemente de su afiliación política, han desatendido de manera flagrante las necesidades de la ciudadanía, limitándose a llenar la municipalidad con funcionarios y descuidando la inversión en obras cruciales. Esta desidia ha transformado a Asunción en una ciudad con impuestos elevados y beneficios escasos para sus residentes, contribuyendo al deterioro de la calidad de vida de los habitantes y al paulatino abandono de barrios populares y tradicionales.
La migración de la población joven hacia ciudades vecinas, con impuestos más bajos y mayores beneficios, es un síntoma inequívoco de la falta de visión y liderazgo en la gestión municipal. Esta diáspora ciudadana socava la vitalidad de Asunción y amenaza con convertirla en una ciudad dormitorio, desprovista de la diversidad y el dinamismo que siempre la caracterizó.
La crisis que asola el microcentro es otra herida abierta que requiere una atención inmediata y decidida. El cierre progresivo de negocios y la desolación de locales tradicionales son el reflejo de un escaso movimiento comercial, agravado ahora por la imposición del estacionamiento tarifado en el centro y algunos barrios. Argumentando el ordenamiento del tránsito y la formalización de los «cuidacoches», esta medida amenaza con asfixiar aún más la actividad comercial en la zona.
En la última semana hemos sido testigo, que la etapa de experimentación del estacionamiento tarifado ha dejado el microcentro semivacío en apenas unos días, generando quejas legítimas de los empresarios gastronómicos. La Junta Municipal de Asunción, lejos de ser la voz de los ciudadanos, ha ignorado las preocupaciones de los contribuyentes al alinearse con una empresa cuestionada. La falta de previsión y respeto hacia la ciudadanía se pudo notar una vez más cuando la empresa Parxin, adjudicada con el servicio, prorrogó una vez más el plazo de aplicación de multas, revelando una improvisación y precariedad que no pueden pasar desapercibidas.
El ordenamiento de la ciudad no puede basarse en medidas arbitrarias y gravosas para la población. En un momento de crisis económica, imponer un cobro compulsivo por estacionamiento en la calle solo agravará la situación y acelerará la agonía del microcentro. Es imperativo que la Junta Municipal de Asunción reconsidere su postura y se alinee con los verdaderos intereses de los ciudadanos y comerciantes, en lugar de respaldar decisiones que amenazan con ahogar la vitalidad de nuestra amada capital.
La formulación de políticas que incentiven y dinamicen la economía local debe ser la prioridad. El rescate de Asunción exige liderazgo, visión y un compromiso real con el bienestar de sus habitantes. La Madre de Ciudades merece una gestión municipal a la altura de su grandeza histórica, capaz de superar los desafíos actuales y construir un futuro próspero para todos.