La noticia cayó como un balde de agua helada en la mañana más calurosa de lo que va de este año que se va: La Procuraduría General de la República anunció en conferencia de prensa la decisión del laudo internacional que falló a favor de la empresa Mota Engil, encargada de las obras del fallido Metrobús. Por lo tanto, el Estado Paraguayo deberá abonar a la misma USD 13 millones más intereses y las costas, llegando así a más de USD 15 millones.
No hay que darle muchas vueltas a la tuerca para entender el por qué de esta derrota jurídica del Paraguay: en su afán de enterrar todo lo que oliera a «cartismo» y arrasar con todo lo que significaban las obras del gobierno de Horacio Cartes, el desgobierno de Mario Abdo Benítez le declaró la guerra a un ambicioso proyecto que, de ejecutarse, iba a mejorar ostensiblemente la calidad del transporte público de Asunción y el Área Metropolitana.
Pero, ¿qué importaba en ese entonces que el trabajador tuviera una mejor movilidad si el relato de odio y división se tenía que cumplir a rajatabla, apuntalado por la prensa amiga? ¿Cómo olvidar aquel show mediático del pastor mentiroso que fungía de ministro de Obras y Comunicaciones, derramando lágrimas de cocodrilo a borbotones y haciendo el teatro de «solidarizarse» con los frentistas que fueron afectados?
La gestión abdista tuvo cinco largos años para solucionar el problema, pero su administración eligió el camino del populismo, la informalidad y las medias verdades. Finalmente, ni los comerciantes que perdieron dinero fueron indemnizados, la ciudadanía fue privada de tener un sistema de Metrobús y, como «yapa», ahora tendremos que pagar los platos rotos. Lindo regalo de Navidad que nos hereda el gobierno que se decía «de la gente».