Este 26 de abril se conmemora en Paraguay el Día del Periodista, en homenaje al inicio de las publicaciones de El Paraguayo Independiente, primer periódico nacional, fundado por don Carlos Antonio López en 1845.
No se trató de una empresa privada ni de una aventura editorial. Fue, en esencia, un acto de soberanía. En plena tensión con Buenos Aires, que aún pretendía considerar al Paraguay como una provincia rebelde, la pluma fue el arma elegida para defender la existencia de la nación.
Desde sus primeras líneas, El Paraguayo Independiente proclamó la independencia paraguaya como un hecho consumado.
Así nació el periodismo en nuestro país, como herramienta de resistencia, con un profundo sentido patriótico y al servicio de los más altos intereses nacionales.
Desde entonces, el periodismo paraguayo acompañó los capítulos más dramáticos de nuestra historia.
En la Guerra contra la Triple Alianza, los periódicos Cabichuí y La Estrella se convirtieron en voceros de la trinchera. En la Guerra del Chaco, La Tribuna y otros medios del momento, no solo cubrieron los combates, sino que narraron también la epopeya silenciosa de las mujeres y niños que sostuvieron la economía nacional desde la retaguardia.
Durante la dictadura, cuando imperaba el miedo y la censura, el periodismo resistió. Denunció persecuciones y reveló injusticias y en consecuencia pagó con clausuras y exilios.
Con la democracia, el periodismo nacional volvió a ser protagonista. Acompañó la transición, exigió justicia, promovió el debate público y contribuyó a construir una sociedad más abierta.
Lamentablemente, fue en la era democrática que el periodismo sufrió las mayores tragedias, con el asesinato de hombres de prensa. El país tiene el triste recuerdo de 21 periodistas asesinados en democracia.
Hoy, en un tiempo marcado por la fragmentación social, la polarización política y el ruido ensordecedor de las redes sociales, la función del periodismo vuelve a ponerse a prueba.
Nunca como ahora ha sido tan necesario un periodismo independiente, honesto, riguroso, alejado de intereses partidarios o empresariales. Un periodismo que no sea caja de resonancia de poder alguno, sino espejo crítico de una sociedad que busca claridad en medio del desconcierto.
Paraguay necesita una prensa que vuelva a sus raíces: comprometida con la verdad, con el interés colectivo y con el destino de la patria. Que no se rinda ante el sensacionalismo, ni se convierta en operador de intereses oscuros. Que sirva, como lo hizo en sus orígenes, para defender lo que somos, lo que fuimos y lo que aspiramos ser.
En este Día del Periodista, más que saludos, hace falta reflexión. Que el ejemplo de El Paraguayo Independiente nos recuerde que el periodismo es, antes que nada, una causa nacional. Y que su ejercicio libre y responsable es imprescindible para construir una República más justa, más libre y más solidaria. A todos nuestros colegas; ¡¡¡Feliz Día del Periodista Paraguayo!!!