El debate sobre la permanencia de las paradas de taxis en Asunción vuelve a instalarse. La irrupción de las plataformas digitales de transporte ha modificado drásticamente el panorama del sector, dejando en evidencia la obsolescencia de muchas paradas que antes eran puntos estratégicos de la ciudad. Hoy, en varias de estas estaciones reservadas para taxis, apenas se ve uno o dos vehículos estacionados, mientras que los ciudadanos enfrentan la falta de espacios para aparcar.
No se puede negar que los taxis han sido parte del paisaje urbano y han servido como una fuente de trabajo para miles de familias. Sin embargo, también es innegable que el sistema derivó en un negocio controlado por dirigentes gremiales y políticos oportunistas, quienes vieron en la concesión de licencias y en la ocupación del espacio público una fuente de lucro personal. Esa misma complicidad con la clase política derivó en privilegios para el gremio, lo que a su vez generó el descrédito del sector ante la opinión pública.
El «enjambre amarillo» no supo interpretar el desafío de la modernización y las ventajas de la tecnología. Mientras en otros países los taxistas se adaptaron a las plataformas y mejoraron sus servicios, en Paraguay hubo una resistencia inicial que solo aceleró su decadencia. Hoy, la realidad es clara: los taxis han perdido terreno, importancia y clientela.
Es hora de que la ciudad recupere los espacios públicos en desuso. Sin embargo, ello no implica la desaparición del servicio de taxis. Al contrario, el sector debe ser revitalizado con mejoras en su oferta, incorporación de tecnología y garantías que hagan más competitivo el servicio frente a las plataformas digitales. Para ello, es fundamental el apoyo de las autoridades, que deben generar incentivos y regulaciones claras.
Por otro lado, el Estado ha dejado el camino absolutamente libre a las plataformas de viajes. Estas aplicaciones han sido una solución en tiempos de crisis económica, pero funcionan sin ningún tipo de regulación. Sus conductores trabajan sin garantías ni protecciones, mientras las empresas trasnacionales lucran sin aportar al país. En varios lugares del mundo, se han implementado regulaciones que permiten la coexistencia entre taxis y plataformas, con reglas claras para ambos sectores.
Es momento de instalar el debate sobre la regulación del transporte de pasajeros en Paraguay. No se trata solo de la recuperación del espacio público o del futuro de las paradas de taxis, sino de garantizar un servicio seguro y equitativo para trabajadores y usuarios.
Un proyecto de ley sobre esta materia ya fue presentado en el Congreso, pero quedó archivado. Quizá sea el momento de retomarlo y construir un modelo que garantice la continuidad del taxi como servicio nacional y la regulación de las plataformas para que estas también contribuyan al desarrollo del país.