A menos de dos décadas de conmemorar sus 500 años, Asunción se encuentra en una encrucijada crítica: el crecimiento desordenado y la falta de infraestructura amenazan la calidad de vida de sus habitantes. La advertencia lanzada por la Cámara Paraguaya de Desarrolladores Inmobiliarios (Capadei) no es nueva, pero cobra mayor relevancia ante la evidencia de un deterioro progresivo que ni autoridades ni ciudadanos parecen dimensionar en su real magnitud.

El problema es estructural. Durante décadas, la capital creció sin una planificación adecuada, permitiendo la proliferación de asentamientos informales, muchas veces propiciados por intereses políticos. Mientras tanto, en algunas zonas emergen edificios modernos y gigantescos, creando una imagen de modernidad que contrasta brutalmente con el abandono y la decadencia del centro histórico, donde casas y comercios en ruinas reflejan el desinterés por revitalizar el corazón de la ciudad.

La falta de infraestructura es evidente y multifacética: calles en mal estado, un sistema de desagüe pluvial deficiente, transporte público ineficaz, escasez de espacios verdes y creciente inseguridad, son las quejas frecuentes. Todo esto se traduce en una pérdida progresiva de calidad de vida para los asuncenos. La falta de veredas adecuadas y la mala gestión de los espacios públicos solo agravan la situación, reforzando la percepción de que la capital está atrapada en un círculo vicioso de deterioro y negligencia.

Unite al canal de La Tribuna en Whatsapp

Sin embargo, en medio de este panorama crítico, existen oportunidades para cambiar el rumbo. La transformación urbana impulsada por obras de infraestructura como el Puente Héroes del Chaco y la Costanera Norte y Sur además de otorgar a la ciudad un nuevo dinamismo, también han permitido la recuperación de grandes extensiones de tierra que pueden ser aprovechadas para el desarrollo inmobiliario planificado. Pero este proceso requiere una visión integral y la participación activa de la ciudadanía para evitar que estos espacios sean nuevamente ocupados y dilapidados por la corrupción y la improvisación política.

Los expertos coinciden en que la recuperación del microcentro debe ser una prioridad. No solo por su valor histórico y su infraestructura ya existente, sino porque revitalizarlo podría ser un motor clave para el desarrollo económico y social de toda la ciudad. En este sentido, el Foro de la Federación Panamericana de Asociaciones de Arquitectos (FPAA), a realizarse en Asunción del 26 al 28 de marzo, se presenta como una oportunidad única para discutir soluciones viables y aprender de experiencias exitosas en otras ciudades de América Latina y Estados Unidos.

Asunción necesita una transformación profunda y urgente. La falta de infraestructura es solo un síntoma de un problema mayor: la ausencia de una visión de futuro. Si no se toman medidas concretas ahora, la ciudad no solo perderá calidad de vida, sino también su potencial para convertirse en una metrópoli moderna y funcional.

La responsabilidad recae en las autoridades, pero también en los ciudadanos, quienes deben involucrarse activamente en la definición del Asunción del mañana.