El 24 de febrero es una fecha de profundo significado para Paraguay: se recuerda el Día de la Mujer Paraguaya en homenaje a aquellas valientes mujeres que, en medio de la Guerra contra la Triple Alianza, no dudaron en entregar sus joyas para contribuir a la defensa de la Patria. No solo fueron testigos del conflicto, sino que lo vivieron y lo combatieron desde diferentes frentes. Algunas marcharon junto a los soldados, brindando apoyo logístico y emocional; otras, tras la devastación, asumieron la colosal tarea de reconstruir una nación quebrantada por la guerra.
El reconocimiento a la mujer paraguaya es una constante en los discursos oficiales. Se la exalta como ejemplo de fortaleza y sacrificio, pero la realidad es que la deuda social con este sector persiste. En pleno siglo XXI, las mujeres continúan enfrentando discriminación, violencia y desigualdad en distintos ámbitos.
Según datos recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE) y el Ministerio de la Mujer, las mujeres representan el 50,9% de la población, y el 38,4% son jefas de hogar. A pesar de que el promedio de años de estudio de las mujeres es levemente superior al de los hombres (9,9 años frente a 9,8), las cifras sobre ingresos evidencian una brecha preocupante: el salario promedio de las mujeres es G. 2.437.000, es decir, G. 720.000 menos que el de los hombres. Además, la tasa de ocupación femenina apenas alcanza el 54,4%, frente al 78,7% de los hombres.
Estos datos reflejan que los avances en equidad de género siguen siendo insuficientes. La mujer paraguaya no solo enfrenta dificultades en el mercado laboral, sino también en el acceso a espacios de poder y toma de decisiones. La ministra de la Mujer, Cynthia Figueredo, ha manifestado la necesidad de promover mayor participación política femenina, un desafío que requiere no solo compromisos institucionales, sino también una transformación cultural profunda.
Si bien la educación formal es clave para mejorar la situación de las mujeres, el cambio estructural debe iniciarse en el hogar. Es en la crianza donde se construyen las bases de una sociedad que valore la igualdad y fomente el respeto. La erradicación de estereotipos de género, la equidad salarial y el acceso a oportunidades dignas deben ser objetivos prioritarios para un país que aspira al desarrollo.
El Día de la Mujer Paraguaya no debe ser solo una jornada de elogios y recordatorios históricos. Debe ser un llamado a la acción, un compromiso real para saldar la deuda que la sociedad tiene con ellas.