El anuncio del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones sobre la construcción de la primera ruta 100 % de hormigón armado en nuestro país representa una decisión estratégica que debió haberse tomado hace años. Esta iniciativa no solo supone un salto de calidad en infraestructura vial, sino que también refuerza la soberanía productiva del país al utilizar materiales nacionales, como el cemento y la piedra.
Paraguay, con su creciente producción de cemento, debió haber apostado desde hace décadas por la pavimentación con hormigón, un material de mayor durabilidad, menor costo de mantenimiento y con la ventaja de generar empleo local. Sin embargo, la historia nos muestra una preferencia por el asfalto, un insumo que no producimos y cuya importación supone una constante fuga de divisas. Esta dependencia no solo afecta a la economía, sino que nos expone a los vaivenes del mercado global de hidrocarburos, con precios que fluctúan según los cambios geopolíticos.
La realidad internacional nos ofrece lecciones claras. Un cambio político en una potencia mundial puede redefinir las reglas del comercio global y alterar el abastecimiento de insumos estratégicos. En este contexto, Paraguay debe desarrollar políticas públicas que reduzcan nuestra vulnerabilidad a factores externos y nos permitan asegurar un crecimiento sostenible y autónomo.
La construcción de la ruta Pozo Colorado-Concepción con pavimento de hormigón debe ser el punto de partida para una transición definitiva hacia la utilización de materiales nacionales en obras de infraestructura. De hecho ya existe una legislación (Ley N.º 5.841/17), que establece el uso de pavimento rígido en la construcción de rutas, que debería aplicarse con rigor en todas las obras viales de la república.
Este mismo criterio debe extenderse a otros sectores estratégicos, como la movilidad eléctrica. La dependencia exclusiva de combustibles fósiles nos hace extremadamente vulnerables a la volatilidad del mercado petrolero. Paraguay, con su enorme potencial hidroeléctrico, debe impulsar el desarrollo y fabricación de vehículos eléctricos, aprovechando nuestra ventaja comparativa en energía limpia y renovable.
El autoabastecimiento no significa aislamiento. Significa preparación, estrategia y visión de futuro. La actual tendencia mundial es clara: las naciones buscan reducir su dependencia externa y fortalecer su producción interna. Paraguay no puede quedarse atrás.