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sábado, 22 de febrero de 2025
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Cumbre de poderes

Hoy se lleva a cabo la esperada Cumbre de Poderes convocada por el presidente de la República, Santiago Peña, con el objetivo de abordar la lucha contra la corrupción. La reunión, que congrega a las principales autoridades del Ejecutivo, Legislativo y Judicial, se desarrolla en un contexto enrarecido por la reciente filtración de mensajes entre funcionarios públicos y el fallecido diputado Eulalio «Lalo» Gómez. Este escándalo ha sacudido los cimientos del sistema judicial y expuesto prácticas cuestionables dentro de la administración pública.

El hecho de que el presidente haya tomado la iniciativa de reunir a los tres poderes del Estado es, en principio, una señal positiva. Sin embargo, lo realmente determinante será el contenido y las decisiones que emanen de este encuentro. La ciudadanía, cada vez más escéptica ante las promesas, espera acciones concretas y no solo declaraciones de buenas intenciones.

El telón de fondo de esta cumbre es una filtración que, si bien ha revelado vicios arraigados en la gestión pública y el Poder Judicial, ha sido presentada de manera selectiva. Su difusión parcial y direccionada a ciertos medios genera dudas sobre las verdaderas intenciones detrás de su publicación. Si se trata realmente de apostar por la transparencia y el fortalecimiento institucional, la solución no es la exposición sesgada de informaciones, sino la divulgación completa de los hechos y la depuración de responsabilidades sin distinción de nombres ni cargos.

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Las filtraciones han dejado en evidencia lo que muchos sospechaban: la existencia de redes de influencias y tratos privilegiados dentro del aparato estatal. Pero la clave no está en el escándalo mediático sino en las acciones que se adopten a partir de ahora.

Más allá del impacto inmediato, lo que está en juego es la confianza de la ciudadanía en sus instituciones. Un Estado de Derecho sólido no puede sostenerse sobre estructuras corroídas por la corrupción y la impunidad. La convocatoria a esta cumbre representa una oportunidad para avanzar en la transparencia y la rendición de cuentas, pero su éxito dependerá de que las palabras se traduzcan en hechos.