Cada 4 de febrero, el mundo recuerda la lucha contra el cáncer, una enfermedad que golpea a millones de personas y que en Paraguay se ha convertido en una de las principales causas de muerte. Detrás de las frías cifras, hay familias destrozadas, sueños truncados y vidas que podrían haberse salvado con una detección temprana y un tratamiento adecuado.
En nuestro país, el panorama es preocupante: según especialistas, la mayoría de los diagnósticos se realizan en etapas avanzadas, lo que reduce drásticamente las posibilidades de curación. La falta de acceso a servicios oncológicos de calidad, la escasez de especialistas y la deficiente infraestructura de salud siguen siendo barreras que impiden que muchos paraguayos reciban la atención necesaria a tiempo.
Sin embargo, el cáncer es prevenible y curable. A diario, vemos historias de personas que han superado la enfermedad gracias a tratamientos efectivos, pero también sabemos que muchos casos podrían haberse evitado con hábitos de vida saludables. Evitar el tabaquismo, reducir el consumo de alcohol, mantener una alimentación balanceada y realizar actividad física son algunas de las estrategias clave para reducir el riesgo, según las recomendaciones del Ministerio de Salud.
No obstante y a pesar de los avances científicos, la mejor herramienta sigue siendo la concienciación. Los programas de prevención y detección temprana, especialmente en las zonas rurales donde la atención médica es más limitada, pueden hacer la diferencia. Este es un compromiso de toda la sociedad, autoridades y medios de comunicación, para seguir insistiendo en campañas educativas.
Que este Día Mundial contra el Cáncer sea una oportunidad para recordar a quienes han luchado contra esta enfermedad y también que como sociedad renovemos nuestro compromiso de trabajar por un Paraguay donde la prevención y el acceso a la salud sean derechos garantizados.
