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jueves, 30 de enero de 2025
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La amenaza silenciosa

El gran incremento de los casos de ciberdelitos en Paraguay, reportado por el Ministerio Público, es una muestra de cómo la tecnología que, mientras, por un lado, conecta y moderniza al país, por el otro también expone a la ciudadanía nuevos riesgos. Esta problemática es particularmente preocupante porque es una realidad que en nuestro país también la conectividad va en crecimiento, con una población, que carece de una alfabetización digital adecuada para enfrentar estas amenazas.

El aumento de casos de phishing, smishing y otros fraudes en línea no solo afecta a los individuos, sino que compromete la seguridad colectiva. Según datos recientes, los hombres entre 20 y 40 años son los principales objetivos, pero los niños y jóvenes, con más horas frente a las pantallas, representan un sector altamente vulnerable.

Las instituciones nacionales, como el Centro de Respuestas a Incidentes Cibernéticos (CERT-PY), realizan un esfuerzo encomiable al emitir alertas e instar a la ciudadanía a adoptar prácticas seguras en línea. Sin embargo, estas medidas, aunque necesarias, son insuficientes si no están respaldadas por una estrategia integral que involucre a todos los sectores sociales.

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La solución debe partir de la educación, un aspecto clave para combatir este fenómeno. Es urgente incorporar materias de ciberseguridad en el currículo escolar y realizar campañas masivas de concienciación dirigidas a padres, docentes y la ciudadanía en general. El rol de los padres es fundamental: deben supervisar y guiar el uso que sus hijos hacen de la tecnología, enseñándoles a reconocer las señales de fraude y a utilizar herramientas digitales de forma responsable.

Además, las empresas privadas proveedoras de los servicios y el sector público deben trabajar de la mano para garantizar que las plataformas y sistemas sean seguros.

El cibercrimen ya no es un fenómeno aislado; es una de las modalidades preferidas por las organizaciones criminales internacionales debido a su alta rentabilidad. Tal como lo demuestra el análisis de SILIKN en México, el cibercrimen genera más ingresos que actividades ilícitas tradicionales como el narcotráfico. Paraguay no es ajeno a esta tendencia, y nuestros sistemas financieros y de información corren el riesgo de ser blanco de redes delictivas transnacionales. De hecho ya se han registrado algunos casos en el país, en las que fueron víctimas empresas privadas e instituciones públicas.

Desde las instituciones del Estado se deben redoblar esfuerzos en la creación de políticas públicas efectivas, que incluyan mayor inversión en ciberseguridad, el fortalecimiento del marco legal y la colaboración internacional para enfrentar este problema global.

Proteger a nuestra población en el mundo digital es tan importante como garantizar su seguridad en las calles. En este nuevo escenario, la educación y la acción conjunta son, sin lugar a dudas, las mejores estrategias contra el cibercrimen.