El inicio de la temporada alta de vacaciones marca un periodo propicio para la desconexión laboral y el disfrute en familia. Sin embargo, para muchos paraguayos, la tendencia apunta hacia destinos internacionales, como Argentina y Brasil, donde los costos de estadía y servicios turísticos suelen ser percibidos como más accesibles que los de nuestro propio país.
Desde finales de noviembre hasta mediados de diciembre, la Dirección Nacional de Migraciones reportó que cerca de 102.000 compatriotas cruzaron las fronteras, destacándose el Puente San Roque González, en Encarnación, y el Puente de la Amistad, en Ciudad del Este, como los pasos más concurridos. Este flujo migratorio refleja la búsqueda de playas brasileras y ciudades argentinas, vistas como opciones más asequibles y mejor organizadas para el turismo.
Sin embargo, Paraguay ofrece un abanico de posibilidades turísticas que, lamentablemente, están subexplotados por varios factores estructurales. La creencia generalizada de que el turismo interno es más costoso no está exenta de razones: la falta de incentivos fiscales para inversiones en infraestructura turística, la carencia de transporte público eficiente y accesible hacia destinos locales, y los altos costos asociados a servicios de hospedaje y alimentación. Esto se suma a una limitada promoción de nuestra geografía y riqueza cultural.
El sector privado ha realizado varios esfuerzos, mediante iniciativas individuales, para atraer al turista nacional, pero la solución requiere una estrategia integral. Los gobiernos municipales y departamentales deben liderar con políticas claras de incentivo fiscal, como exenciones tributarias o programas de cofinanciación, para fomentar el desarrollo y la conservación de sitios turísticos. La inversión en transporte público también es fundamental, para que se pueda garantizar un viaje cómodo y placentero hacia los lugares turísticos. Por las razones aludidas es que hasta ahora el potencial turístico de muchos lugares se ve limitado a un público reducido.
El historiador Fabián Chamorro destaca, en una entrevista que se publica hoy en nuestra página que el paraguayo, en general, desconoce su historia y su geografía. En este sentido, los recorridos por lugares históricos no solo podrían reforzar el sentido de identidad, sino también posicionarse como una herramienta educativa vivencial. Integrar el aprendizaje de nuestra historia y cultura con experiencias turísticas accesibles debería ser una política de Estado.
La riqueza natural y cultural de Paraguay no puede seguir siendo un secreto para sus propios habitantes. Desde el Chaco hasta las misiones jesuíticas, pasando por las aguas cristalinas de nuestro interior y las serranías de singular belleza, el turismo interno tiene el potencial de convertirse en una alternativa atractiva y asequible. Pero para lograrlo, es fundamental derribar las barreras que hoy lo encarecen y desincentivan.