Es indudable que la industria maquiladora se está posicionando como uno de los pilares más dinámicos de la economía paraguaya. Con un crecimiento sostenido en contratación de mano de obra y un impacto positivo en la balanza comercial, este régimen especial se ha convertido en un motor de desarrollo que genera empleos y divisas, contribuyendo de al bienestar de miles de familias en el país. Sin embargo, para que este sector mantenga su relevancia y contribuya al avance tecnológico de Paraguay, es fundamental priorizar estrategias que permitan una transferencia efectiva de tecnología y la formación de una mano de obra altamente capacitada.
Los datos son elocuentes. En los últimos doce meses, las maquiladoras han generado casi 5.000 nuevos empleos, alcanzando un total de 29.357 puestos de trabajo. Este crecimiento representa no solo oportunidades laborales, sino también una promesa de estabilidad económica para las comunidades donde están asentadas las maquiladoras.
En términos de exportaciones, el sector también muestra su fortaleza. Entre enero y noviembre de 2024, las maquiladoras enviaron productos por un valor de 1.017 millones de dólares, superando el total registrado en 2023 y apuntando a un crecimiento anual cercano al 10%.
Los principales productos exportados, como autopartes, textiles, y manufacturas de aluminio, reflejan la diversidad y el valor agregado de la industria nacional, así como su capacidad para satisfacer las demandas de mercados exigentes como Brasil, Argentina, y Países Bajos.
A pesar de estos logros, es imperativo que Paraguay no se limite a ser un proveedor de mano de obra barata o un destino atractivo por sus ventajas fiscales. Si bien las maquiladoras han echado raíces en el país, su verdadero impacto a largo plazo dependerá de la capacidad de incorporar tecnologías avanzadas y desarrollar un ecosistema de innovación que permita a la industria evolucionar más allá de la manufactura básica.
La transferencia de tecnología debe convertirse en una prioridad en las negociaciones entre el Gobierno y las empresas maquiladoras. Es necesario fomentar acuerdos que incluyan programas de capacitación para los trabajadores, el establecimiento de centros de investigación y desarrollo, y la integración de pymes nacionales en las cadenas de suministro. Solo así se podrá garantizar que el conocimiento y las capacidades tecnológicas permanezcan en el país, generando un efecto multiplicador en otros sectores de la economía.
Paraguay tiene la oportunidad de utilizar el éxito de la maquila como una plataforma para el desarrollo tecnológico y la innovación. Con el apoyo del Gobierno y el sector privado, es posible transformar este régimen en un modelo de crecimiento sostenible que no solo beneficie a la economía actual, sino que también prepare al país para competir en un mundo cada vez más tecnologizado.