La declaración de la guarania como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO es un logro que llena de orgullo a Paraguay. Este reconocimiento, además de celebrar un género musical único, enaltece la capacidad de nuestro país para contribuir al acervo cultural global. Sin embargo, este logro no debe quedarse en una satisfacción momentánea; debe convertirse en un llamado a la acción para proteger y promover lo que es nuestro.
La guarania, nacida en 1925 de la inspiración de José Asunción Flores, no es solo música. Es una manifestación de nuestra identidad, una expresión de los sentimientos más profundos de nuestro pueblo, de nuestras luchas, esperanzas y anhelos. Al ser incluida en esta prestigiosa lista, se une a otros tesoros culturales paraguayos como el tereré con pohã ñana y el poncho para’i de 60 listas. Este reconocimiento reafirma que las manifestaciones culturales paraguayas tienen un valor universal y trasciende fronteras.
En una época marcada por la globalización, cuando muchas tradiciones y valores enfrentan la amenaza de diluirse, la declaración de la guarania llega como una oportunidad histórica. Es un recordatorio de la importancia de preservar y transmitir este legado a las futuras generaciones. Debemos enseñar a nuestros hijos y jóvenes a conocer, amar y valorar la riqueza de nuestras tradiciones.
Una nación fuerte y cohesionada se construye sobre una sociedad que respeta y fomenta sus raíces culturales. Es momento de reafirmar que la cultura es un pilar esencial del desarrollo y un medio para consolidar nuestra identidad.
Cada comunidad de nuestro país debe rescatar aquella expresión que la identifica y la fortalece y procurar que no se desvanezcan absorbidas por culturas foráneas.
Proteger nuestras expresiones culturales es un acto de amor y compromiso con nosotros mismos, con nuestra historia y con las generaciones por venir.
