Luego de los festejos y discursos post elecciones presidenciales, la larga lista de prioridades es tan extensa que darle el gusto a todos será imposible. Vamos por parte, y empecemos hoy por la Educación.
Es un área importante; crucial. Hay coincidencia plena entre grupos empresariales, activistas sociales y colectivos civiles, que han manifestado durante años, que la mejor inversión para la nación será en la Educación.
El concepto si bien es claro y concordante requiere de un coraje enorme para llevarlo adelante. Educar es más que un desafío, es dotarle de las herramientas necesarias a la comunidad para hacer de la misma una sociedad pensante, que pueda libremente discernir.
Este salto cualitativo, es absolutamente posible. Como también es de carácter urgente. Ahora bien, debemos puntualizar que existen elementos estratégicos y necesarios para desarrollar semejante tarea, de manera fructífera.
El Presidente electo, Santiago Peña, ha dicho que él mismo se encargará de llevar adelante el tema. Por lo que el primer requisito está aclarado y lo aplaudimos. Definitivamente, él debe liderar ese proceso cualitativo de reforma.
Lo segundo, su Cid Campeador; la gran interrogante. Eso es tratar de llegar a los molinos de viento y ver pasar al elegido. Lo ideal sería un joven e irreverente y sin pecado que se pueda endilgarle.
Esa persona debe tener una capacidad de comunicación y apertura como nadie. Capaz de dar a entender y entenderse hasta con las rocas y el viento e ir adelante sin temores; sin dudas ni prejuicios.
Tiene que, ser y parecer, honesto y calificado. Si conoce la función de Estado, ayudaría mucho para convivir con esas estructuras de años que terminan dominando a cualquier ministro. Es que conocer los intríngulis de la función pública lleva tiempo para descifrar códigos.
La otra etapa a tener en cuenta, donde las hipótesis ya obtuvieron un andamiaje respectivo y el diagnóstico de los problemas más importantes, es la situación crítica que arrastra la Educación (Ver nota de Tapa). Allí nos encontramos con el eco, que repite la histórica encrucijada.
La problemática que conlleva el Ministerio de Educación y Ciencias del Paraguay tiene varias aristas y un importante número de estudios al respecto. Ya se ha dicho mucho y diagnosticado todo.
Uno de sus problemas es que el déficit de la caja fiscal no permite la jubilación de miles de educadores con la edad correspondiente y con el tiempo de servicio ya cumplido. Esta circunstancia, frena toda iniciativa de reestructuración.
Pero si el Presidente electo genera la solución a este embrollo; el gran paso para el ingreso de miles de nuevos educadores deberá ser un estricto trámite selectivo y administrativo.
Los criterios para la elección de estos nuevos abanderados de la educación, será una gran oportunidad para el gran desafío y la concreción de una nueva estrategia para el desarrollo social.
Paraguay requiere un nuevo liderazgo transformacional, instruccional y democrático; desarrollado por los directores de colegios fundamental en la Educación Media para alcanzar paradigmas y objetivos que son los desafios del Siglo XXI..
Concluimos diciendo que existen dos temas centrales para encarar el gran desafío. Lo primero es que el Presidente electo, acompañe el proceso desde el principio. Lo segundo, su elegido. La gran clave. De darse estos puntos, el proceso se encaminará para el bien de una sociedad que espera mucho y tiene la esperanza de que así ocurra.