«Decir que la pobreza no puede ser erradicada es una falacia», afirmó el presidente Peña durante su participación. Este enunciado no solo enmarca una visión optimista, sino que plantea un compromiso que interpela al gobierno y a la sociedad paraguaya. Con más del 20% de la población viviendo en situación de pobreza, el desafío es inmenso. Sin embargo, la historia global demuestra que, con políticas públicas adecuadas, es posible transformar economías y elevar la calidad de vida de los sectores más vulnerables.
Durante el cónclave, Peña destacó los avances en nuestro país en programas como “Hambre Cero en las Escuelas” y “Che Róga Porã”, iniciativas que buscan garantizar alimentación y viviendas dignas. También subrayó el compromiso paraguayo con la transición energética, destacando el uso de energía hidroeléctrica, la incorporación de fuentes renovables como el hidrógeno verde y la producción de biocombustibles. Estas propuestas, además de fortalecer la sostenibilidad interna, muestran a Paraguay como un modelo de innovación en el combate al cambio climático y la dependencia de combustibles fósiles.
La invitación extendida por el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, fue un reconocimiento al papel estratégico que Paraguay puede desempeñar en la región. La Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, impulsada por Lula, encontró eco en la postura paraguaya, evidenciando que las naciones en vías de desarrollo pueden ser parte activa en la construcción de soluciones globales.
La cumbre del G20 permitió, además, que Peña dialogara con líderes de organismos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Estos encuentros abren oportunidades para el acceso a financiamiento y cooperación técnica, elementos fundamentales para materializar las políticas sociales y ambientales que el presidente expuso.
En un mundo donde las brechas entre naciones desarrolladas y en desarrollo son evidentes, Paraguay ha demostrado que su voz puede ser escuchada y valorada. Dependerá ahora de la implementación efectiva de las políticas públicas y del compromiso conjunto de todos los sectores para que las palabras expresadas en Brasil se traduzcan en realidades tangibles para los compatriotas más necesitados.
La participación del presidente Santiago Peña en la cumbre del G20 en Brasil trasciende la mera cortesía diplomática. Este evento marcó un paso importante para nuestro país al posicionarlo ante líderes mundiales como un actor que, pese a su dimensión territorial, tiene mucho que aportar en la búsqueda de soluciones a desafíos globales.