La festividad de la Virgen de Caacupé, la más grande expresión de religiosidad popular en Paraguay, convoca nuevamente a la feligresía. Este evento no es solo un encuentro de fe, sino también un espacio de reflexión colectiva sobre el presente y el futuro de nuestro país. Caacupé, como cada año, se convierte en el corazón espiritual del Paraguay, donde millones de peregrinos confluyen para depositar sus sueños, esperanzas y agradecimientos.
El lanzamiento oficial del programa subrayó un mensaje que no podría ser más oportuno: la esperanza. Así lo expresó el obispo de Caacupé, Ricardo Valenzuela, quien destacó la necesidad de llevar consuelo y fortaleza a una sociedad todavía marcada por las cicatrices de la pandemia. Las pérdidas humanas, las crisis económicas y el dolor de muchas familias aún están frescos. Sin embargo, el lema de este año, “Jubileo 2025 – Peregrinos de la esperanza”, busca recordarnos que siempre es posible caminar hacia un futuro mejor.
En un país fragmentado por conflictos estériles y divisiones sociales, la festividad es también un llamado a la unidad. Caacupé no solo es un lugar de encuentro religioso, sino un símbolo de la capacidad de los paraguayos para reencontrarse, dialogar y, sobre todo, soñar juntos. Desde las largas peregrinaciones hasta las misas multitudinarias, cada paso hacia el templo refleja un compromiso con valores que trascienden lo individual: la fe, la familia y la comunidad.
Este año, la festividad también mira hacia el 2025, declarado por el Papa Francisco como un año jubilar. En ese marco, las reflexiones abordarán problemáticas globales como las migraciones y las desigualdades sociales, pero aterrizan en nuestra realidad más próxima: la necesidad de reconstruir nuestras comunidades desde la solidaridad y la esperanza.
Caacupé nos enseña, año tras año, que la fe no es solo un acto de devoción, sino una fuente de transformación personal y colectiva. Que esta festividad sea un punto de partida para renovar no solo nuestras creencias, sino también nuestra convicción de que, como país, podemos superar nuestras adversidades y construir un futuro más justo y humano.