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miércoles, 23 de octubre de 2024
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Municipalidad de Encarnación

La democracia en una república se fortalece a través de la alternancia en la administración de la cosa pública. Los primeros años de la transición democrática en Paraguay nos enseñaron que la ciudadanía, cansada de décadas de control monopólico, apostó por el cambio en diversos municipios. Esta alternancia permitió que partidos opositores asumieran la gestión municipal con la esperanza de una diferencia palpable, de una ruptura con las prácticas corruptas e ineficientes del pasado. Sin embargo, con el tiempo, la experiencia ha demostrado que muchos de los que llegaron al poder en nombre del cambio cayeron en los mismos vicios que criticaron.

El municipio de Encarnación, en manos de Luis Yd, es un claro ejemplo de esta decepción. Electo mediante los votos de una alianza opositora, Yd prometió ser un aire fresco en la política local. Sin embargo, ya en su segundo periodo, su gestión ha comenzado a mostrar síntomas preocupantes de mal manejo y corrupción. Esta semana, un nuevo escándalo sacudió la ciudad cuando una ciudadana denunció que su vehículo, guardado en el corralón municipal, fue «carneado». La gravedad del hecho no radica solo en la pérdida de un bien personal, sino en la respuesta de las autoridades municipales.

Lejos de ofrecer una solución clara y definitiva, el asesor jurídico de la municipalidad, Willian Amarilla, indicó que la reposición del vehículo “en el estado que se encontraba” sería la solución. Un reconocimiento tácito de que el vehículo fue desmantelado bajo la custodia municipal. Sin embargo, lo que es aún más alarmante es que, pese a esta admisión, no se ha sumariado ni destituido a ningún funcionario. Cristian Rienzi, responsable del taller y cuñado del intendente, protagonizó un bochornoso incidente al agredir físicamente a un periodista que intentaba cubrir el caso. Este tipo de actuaciones no solo desnudan la falta de transparencia, sino también la prepotencia con la que algunos funcionarios manejan el poder.

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Pareciera un incidente menor, pero revela un patrón preocupante en la gestión de Yd. Si en un hecho de estas características se actúa con negligencia y abuso, ¿qué otras situaciones más graves podrían estar ocultando? La credibilidad de la alternancia política se ve minada cada vez que los que se presentan como el «cambio» terminan replicando los mismos errores que los de antes. Peor aún, cuando estas administraciones, que deberían ser un bastión de la oposición, caen en prácticas que incluso superan los abusos del pasado.

La fiscalía tomó cartas en el asunto e imputó a cuatro funcionarios. La ciudadanía espera que esta investigación llegue a fondo y que, si se comprueba la culpabilidad, los responsables reciban el castigo que merecen. La alternancia en la democracia no debe ser solo un cambio de nombres, sino un verdadero compromiso con la transparencia, la eficiencia y el bienestar ciudadano. Lo contrario solo perpetúa un ciclo de corrupción y desilusión que socava los pilares mismos de nuestra República.